Al momento de comer hay que bajarle a la velocidad, pues esto puede traer consecuencias a su cuerpo. Aquí le contamos cuáles son.
El disfrutar de la comida y tomarse el tiempo de masticar lentamente es una de las actividades a las que poco se les pone atención y de las más representa un cambio en el cuerpo humano.
Si bien, por el ritmo de vida que se lleva actualmente las personas a la hora del almuerzo o le desayuno están afanados, viendo televisión o con el celular en la mano y no son conscientes de los alimentos que está ingiriendo.
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Es por esto que la doctora Sarah Berry, doctora experta en Nutrición realizó un estudio que el hecho de comer rápido y despacio tiene unas consecuencias. Por ejemplo, no solo el hecho de la velocidad en la que entre los alimentos al estómago sino también en el tracto gastrointestinal y cómo el cuerpo va a procesarlos.
Según esto, los ciudadanos que suelen comer rápido duelen ser más propensos a ganar peso, puesto que consumen mayor cantidad de alimento en poco tiempo. Además, esto tiene unos efectos como sentir ardor estomacal, acidez, reflujo y pesadez.
No obstante, aunque muchos no lo crean, el comer a velocidad puede generar desnutrición debido a que cuando empezamos a masticar el cerebro le envía un mensaje al estómago en el que lo prepara para recibir comida y si no se le da el tiempo necesario este no asimila los nutrientes y el organismo no los absorbe.
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Por ello, los médicos recomiendan alimentarse de manera tranquila e idealmente en un espacio donde no se tenga distracciones y silenciosos, ya que el caos del ambiente puede generar prisas al comer. Otro de los tips para desarrollar un buen hábito es cortar trozos de comida pequeños para que enseñar al cuerpo a masticar de forma lenta.