Los constantes bloqueos en la vía Panamericana deja al suroccidente colombiano afectado; la comunidad indígena Misak bloqueó el paso en Piendamó, Cauca.
La situación en el suroccidente colombiano vuelve a ser crítica debido a un nuevo bloqueo de la vía Panamericana, protagonizado por la comunidad indígena Misak en el sector del puente Bermejal, en el municipio de Piendamó.
Desde las primeras horas de la madrugada, aproximadamente a la 1:00 a.m., 50 miembros de la comunidad han cerrado completamente el paso en el tramo vial Popayán-Cali. Exigen la presencia del Gobierno Nacional para discutir el incumplimiento de acuerdos previos.
Este bloqueo, número 49 en lo que va del año, ha generado colapso en la movilidad y creciente indignación en Cauca y Nariño.
La congestión vehicular se empezó a presentar alrededor de las 5:00 a.m., y hasta el momento, persiste sin señales de resolución.
Las pérdidas económicas para el sector productivo son grandes, con afectaciones graves en el transporte de alimentos y otros bienes esenciales. Las comunidades locales y de Nariño, se sienten especialmente perjudicadas por estos bloqueos continuos.
En un comunicado reciente, la comunidad Misak advirtió que si el Ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, no se presenta para dialogar y cumplir con los compromisos adquiridos, el bloqueo se mantendrá de forma indefinida. Podría extenderse a otras partes de la carretera, intensificando aún más la crisis.
Por su parte, la Gobernación del Cauca ha instalado un Puesto de Mando Unificado con el objetivo de gestionar la situación y buscar un espacio de diálogo que permita una salida negociada a la problemática.
Sin embargo, el descontento generalizado en la región es palpable, con crecientes llamados al gobierno nacional para que tome medidas efectivas y definitivas que garanticen la libre movilidad en esta vital arteria del suroccidente del país.
La repetición de estos bloqueos ha generado rechazo en las comunidades afectadas, quienes piden soluciones que pongan fin a la crisis que enfrenta la región. Con la vía Panamericana nuevamente paralizada, la presión sobre el gobierno aumenta, mientras los caucanos y nariñenses temen por la conectividad.
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