Por Wilmar Vera Zapata
Ya se cumple un año del asesinato infame del periodista y consultor político Eliécer Santanilla, crimen ocurrido en extrañas circunstancias el 15 de diciembre de 2021. Su cuerpo sin vida fue hallado en un apartamento en el cual residía un productor musical del departamento.
Lo extraño es que lo primero que dijo este individuo fue que Eliécer se había caído y él llamo a las autoridades muy preocupado porque su amigo no despertaba; sin embargo, con el paso de las horas la versión empezó a cambiar y, a medida de que hablaba, el único testigo del lugar (un profesor de música que vivía en el apartamento del productor musical), cuando las autoridades le preguntaron qué había pasado dijo: “yo vi una pelea cuando Cristian Buitrago se lanzó sobre Eliécer y lo estaba ahorcando y por eso yo salí a pedir ayuda, yo le dije a Cristian que lo soltara que lo podía matar”.
Cuando se conoció la muerte de Eliécer, lo primero que dijo un medio especializado en periodismo judicial, llamado “Periodismo Investigativo”, fue que “el periodista Eliécer Santanilla se suicidó en su apartamento” … algo muy extraño ya que aún no se había presentado un pronunciamiento judicial, además por la forma como se halló el cuerpo sin vida era evidente para un periodista especializado en temas judiciales, las señales de violencia en el occiso. Algo que indicaba que se trató de una muerte violenta, pues eran claros los golpes en cara, espalda, torso. Un suicida no tendría tantas señalas de violencia en el cuerpo.
Fue gracias a un periodista del periódico a un medio regional de El Quindío que el departamento conoció la verdad de los hechos y en uno de sus artículos, titulado “El periodista Eliécer Santanilla fue asesinado”, tiró a la basura la absurda noticia que había sacado el medio de periodismo investigativo y daba lugar a una causa criminal, ya que al no ser un suicidio su muerte se presentó por acciones violentas ejecutadas por una o varias personas.
Posteriormente, empezaron a suceder cosas muy extrañas, primero un perfil falso de un tal Víctor Silampa que había sido denunciado por Eliécer ante la Fiscalía, y por el cual logró que sus dueños tuvieran que retractarse, publicaron una serie de mensajes difamatorios que prácticamente pretendían justificar su asesinato, mostrándolo en Facebook como un ser despreciable, alcohólico, un vicioso, que había muerto en su ley.
Luego publicaron en un portal de noticias Pilas Armenia, un artículo que reforzaba esa publicación de Silampa, donde titulaba que “entre putas y drogas murió Eliecer Santanilla”. Con todo eso buscaban generar una imagen digital negativa que terminaría por convencer a la opinión pública sobre la imagen de una vida díscola del periodista asesinado y, con eso, enterrar la investigación de su crimen.
Otro hecho sospechoso se presentó el periódico La Crónica, donde publicaron que la audiencia de legalización de captura del confeso asesino no se podría hacer porque la Fiscalía había entrado en vacancia judicial, lo que trataba de justificar ya otra situación infame, y esta vez era que no se diera un proceso judicial fundamental para determinar la situación jurídica del capturado en flagrancia por el asesinato de Eliecer.
Ante eso, amigos de varios medios de comunicación empezaron a hacer presión para exigir a las autoridades que se diera la audiencia judicial; producto de eso se asignó un juez para el proceso legal y se dio la audiencia en la cual el fiscal expuso todo lo que relato el testigo de los hechos. Ese funcionario dejó muy claro, según el informe de medicina legal, la muerte de Eliecer Santanilla se dio producto de asfixia mecánica, lo que implicaba que fue estrangulado hasta morir y al cerrarse la audiencia se programó otra para definir la medida de aseguramiento que se tomaría en contra del capturado.
Más cosas extrañas siguieron sucediendo, como si se trataran de un pésimo guion cinematográfico, el mismo fiscal solicitó absurdamente medida de detención domiciliaria, algo que aceptó el juez de la causa, como si matar a una persona no fuera un delito. Allegados y familiares de Santanilla recibieron eso como una bofetada y entendieron cómo desde el principio este caso estaba enredándose, de tal forma que nunca llegara a la verdad judicial.
Algo que se ignoró olímpicamente fue la denuncia que hizo el periodista Oscar Gómez Agudelo, en su programa La comunidad por la comunidad, donde afirmó: “la necropsia en el cuerpo de Eliécer Santanilla se encontró trazas de ketamina, un tranquilizante para caballos”; esto sugería algo escabroso y es que quizás Eliécer fue sedado de forma predeterminada y calculada, para luego ser asesinado en total estado de indefensión.
La teoría de una muerte accidental en una pelea se cae por su propio peso.
Durante la audiencia a Cristian Buitrago, su confeso asesino, hubo cosas que generaron suspicacias entre los periodistas asistentes, ya que a pesar de haberse dicho que fue capturado en flagrancia el 15 de diciembre, la ropa que llevaba no tenía señales de una pelea. Si defensa alega que tuvo una pelea con Santanilla porque supuestamente éste entró a una prostituta al apartamento y eso generó la pelea. Esta versión no tiene asidero, ya que Buitrago no tenía signos de violencia en el cuerpo, su camiseta blanca estaba inmaculada y eso indicaba, entonces, que o se le dio tiempo para cambiarse de ropa o fue capturado hora después, lo que le dio tiempo de esconder evidencias.
Como si fuera poco las irregularidades, el teléfono celular de Eliécer nunca apareció, un IPhone, y a hoy nadie da razón de este, ni de su tableta, algo que sorprendió a todos sus amigos pues meses después del asesinato una persona operó su celular y se retiró de todos los perfiles de las redes sociales. Lo sospechoso es que la fiscalía nunca investigó qué había pasado con el celular, ya que era evidente que alguien lo tenía y estaba usándolo con total impunidad.
Lo último que sucedió sorprendentemente en este proceso que parece una absurda pesadilla, es que un juez le revocó la medida de detención domiciliaria a Buitrago, y el mismo juez aplazó la audiencia para abril de 2023, sin ninguna razón clara.
¿Por qué callaron a Eliécer Santanilla? Lo que se sabe, por versiones de periodistas a sus familiares, es que la víctima estaba investigando una red de contratación en el canal Telecafe, en el cual estaban involucrados varios funcionarios de la gobernación.
Como si fuera poco, también investigaba una red de abuso sexual que había violado a varias mujeres en uno de los pisos de la seden de la gobernación, hecho por el cual había recibido intimidaciones de varias personas vinculadas con esta institución del Estado, a su vez había recibido una información de parte de un miembro de la jefatura de comunicaciones de la gobernación y le había pasado información muy seria sobre un tal Mayo Mejía, que resultaba ser un primo del gobernador y, al parecer, es la persona que le entregó una memoria USB con todas las pruebas.
Por último, lo claro frente a este caso es que la impunidad ha sido la constante. Se han intimidado a periodistas que han indagado sobre el caso, no se ha visto por parte de la Justicia seccional una intención real de llegar a la verdad sobre lo que sucedió en ese apartamento ese fatídico 15 de diciembre de 2021.
Lo que se espera es que en este nuevo gobierno el ministro de Justicia mire lo que ha pasado en el Quindío, mire con lupa este caso, ya que al parecer se encuentra relacionado con el caso de Las Marionetas, ya que se sabe por investigaciones de Caracol Radio y la revista digital Vorágine, que uno de los entramados de robo del erario público de la red “las marionetas” era el canal Telecafé, utilizando empresas fachadas para quedarse con toda la contratación de producción audiovisual del canal.
Todo eso debe ser investigado para que la justicia brille y no siga este caso en la impunidad como, parece, está abocado por las extrañas actuaciones de las autoridades encargadas de impartirla.