martes, noviembre 26, 2024

QUEJA CIUDADANA. En Armenia señalizan la calle sin tapar el hueco

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El sentido común enseña que primero se debe tapar el hueco, luego arreglar la calle y por último señalizar.

Este es el caso de los cráteres frente a la Fundación Alejandro Londoño a solo unos pasos de nuestra emblemática Avenida Bolívar.

Eso se llama ineficiencia administrativa, pues la contratación debe hacerse siguiendo un orden lógico y ordenado, porque si más tarde se arregla la vía, quedará destruido todo lo pintado.

El tema de las hendeduras en la ciudad es algo de nunca acabar. La Avenida Ancízar López, por ejemplo, es continuamente “asfaltada” y sus socavones rellenados con arena y piedras. Por supuesto, el hoyo reaparece nuevamente con el próximo aguacero.

Este caos administrativo es una plaga local, es una enfermedad nacional y la historia se repite en cada uno de los 1000 municipios, grandes y pequeños del país. Algunos lo llaman corrupción y otros más benévolos, dicen que son alcaldadas.

Aquí van dos casos de antología:

En cierta ocasión en un viaje a Barranquilla debí hacer una diligencia en una población vecina. Durante el viaje, de repente vi en un potrero vecino un reluciente puente metálico abandonado en medio de la nada. Cuando pregunte a mi compañero de viaje qué era aquello, él me contó que el gobierno local, había abierto al tiempo dos licitaciones para un puente y una carretera.

El constructor del puente cumplió, pero el otro se robó la plata, entonces me dijo con cierta sorna, que el gobernador antes de terminar su periodo “había inaugurado el puente”.

Y aquí va la segunda joya.

Cuando Petro era alcalde en Bogotá, recogió a 200 drogadictos, los mandó a bañar, les regaló una muda de ropa y ofreció un desayuno. Luego llamó a la prensa y se hizo tomar una foto con los rehabilitados. Entonces su jefe de prensa la diseminó entre los medios. Alguno de ellos publicó la noticia con un fastuoso titular:

<<200 drogadictos rehabilitados por el gobierno distrital>>

Lo cierto del caso, es que médicamente, rehabilitar a un drogadicto es casi imposible. Si no creen pregúntenle a un siquiatra o a un sicoterapeuta si esto podría ser verdad.

! ¡Es más fácil, rehabilitar a un alcalde corrupto!

 

Edgar Giraldo Alzate

[email protected]

 

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