Gracias a su gastronomía, la biodiversidad, la tradición de la cestería, las experiencias de aventura, la cordialidad de sus habitantes y muchas otras cosas, Filandia ha sido reconocida como una de las regiones turísticas más atractivas de Colombia.
Según la revista Diners, ‘La Colina Iluminada del Quindío’ ofrece un entorno paisajístico sin igual, que permite disfrutar de la vista de los entornos naturales de Bremen y Barbas.
El primero, considerado patrimonio ambiental con más de 300 hectáreas (en su mayoría) de bosque nativo; y el segundo ocupa el quinto lugar con la mayor biodiversidad del mundo, donde se alojan las últimas manadas de monos rojos aulladores del continente.
“Por acá pasaba el Camino del Quindío que comunicaba al norte del país con el sur. Fue construido sobre calles prehispánicas; por aquí transitó el propio Bolívar y viajeros”, cuenta Roberto Restrepo Ramírez, antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia y miembro de la Academia de Historia del Quindío.
Sin embargo, con los años y los constantes cambios en las dinámicas del diario vivir, el patrimonio arquitectónico se ha desdibujado, donde aún quedan lugares como la Calle del Tiempo Detenido, Encanto, las múltiples fachadas cargadas de color que tratan de conservar la tradición, un bello mirador desde donde se puede apreciar los grandes y verdes paisajes del municipio, que enamoran a propios y visitantes.
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