jueves, noviembre 28, 2024

“Amor posesivo” entre las ranas arlequines de la Sierra Nevada de Santa Marta

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Hasta cinco meses puede durar un macho abrazado a la hembra en el proceso de reproducción. Sin comer por todo este tiempo y atento a que otro individuo no intente ocupar su lugar.

La ‘guardia de compañero’ está en la naturaleza de muchos animales, es común encontrar este tipo de comportamientos en mamíferos, aves, insectos o anfibios, y se manifiesta en el proceso de reproducción cuando uno de los individuos monopoliza, es decir, hace suyo al otro y no deja que externos se le acerquen. Algo similar a lo que humanamente llamaríamos un “amor posesivo”.

Recientemente el doctor Luis Alberto Rueda Solano, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Básicas de la Universidad del Magdalena, lideró la investigación sobre el particular comportamiento de guardia de compañero que se da en las ranas arlequines de Santa Marta, en las que el macho se amplexa a la hembra (la abraza por la espalda) y, aunque ella no esté lista para reproducirse, él puede durar hasta cinco meses en esa misma posición sin comer hasta que ella desove sus huevos, lo que se clasificaría como ‘la gran dieta del amor’.

El investigador explicó que: “en el mundo hay alrededor de ocho mil especies de ranas, por lo general, su reproducción se da a través de los abrazos nupciales, el macho abraza a la hembra, técnicamente los herpetólogos conocemos esto como ‘amplexos’, pero estos duran una noche o unas cuantas horas (…) en las ranas arlequines esto pasa diferente porque pueden durar hasta cinco meses abrazado a la hembra”.

Aunque parezca excesivo, el macho sabe a lo que se enfrenta, sobre todo en un territorio como la Sierra Nevada de Santa Marta donde ellos superan en número a las hembras.

Por eso, previamente a este encuentro se alimenta muy bien, sabe que debe estar grande y fuerte para dar un abrazo de hasta 80 veces su peso, de tal forma que ningún otro macho lo pueda quitar e invadir su posición en la espalda de la hembra.

“Los machos se preparan. En el tiempo no reproductivo ellos comienzan a comer más y a engordar, y cuando se encuentran a una hembra en la temporada reproductiva pueden aguantar todo este período sin reproducirse. Eso les lleva a un esfuerzo muy grande en el que pueden perder hasta más del 30 % de su masa corporal, e incluso, pueden llegar a la muerte si no están preparados para abrazos nupciales tan prolongados”, agregó el doctor Rueda Solano.

Todo este proceso deja en manifiesto cómo evolucionan muchas de las especies a través de la selección sexual.

En este caso, los machos que se alimenten mejor, que tengan más fuerza para soportar amplexos más prolongados o para espantar a otros machos que intenten quitarlos de la espalda de las hembras, son los que se van a reproducir y pasarán sus genes a una nueva generación de machos que tendrán mejores posibilidades para encontrar pareja.

“Aquel que no pueda reproducirse simplemente no dejará descendencia y ese linaje se terminará ahí”, enfatizó el doctor Luis Alberto.

¡Esta pareja está amenazada!

Unimagdalena, desde años atrás, se ha unido a apoyar esta conservación, principalmente a través de la formación de un capital humano que está impactando a las comunidades locales y está dando a conocer a nivel nacional e internacional sobre la biología y ecología de la rana arlequín.

Esta investigación sigue avanzando y le da a conocer a la comunidad una ciencia de alta calidad que se produce en una Universidad comprometida con la creación, la investigación y la innovación, que se evidencia no solo por los productos y resultados obtenidos, sino por el impacto positivo generado en el territorio, tal como se establece en el Plan de Desarrollo Unimagdalena Comprometida.

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