En temporada de lluvias, cientos de familias temen perderlo todo, a causa de la inestabilidad del terreno donde están construidas sus casas.
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En NTM Noticias Telemedellín llegamos hasta los barrios y hablamos con algunas personas que le temen a la furia del agua y que se aferran a su fe para que las lluvias no les arrebate su hogar.
Diana y Martha Inés tienen algo en común: las dos se aferran a su fe cada vez que escuchan caer las primeras gotas de lluvia. Ellas no viven tranquilas, viven con el miedo constante a la furia del agua.
Martha es una mujer solitaria, que cuenta con tesón y orgullo cómo ha sorteado cada golpe que le ha dado la vida y recuerda lo que, para ella, se convirtió en una costumbre, su lucha contra la naturaleza.
Ella hace parte de las más de 130 mil familias que, según la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo viven en zonas de peligro por deslizamiento en Colombia, pero no por decisión propia o capricho sino porque, simplemente, no tienen en dónde más vivir.
A pocos pasos de Martha vive Diana, que con pala en mano trata de limpiar la entrada de su casa el lodo y los escombros que obstaculizan el paso.
Ellas solo esperan que la tierra que las vio crecer y donde sembraron sus raíces, sea fuerte y, por eso, confían en sus oraciones para que cese la lluvia. Esto es un sufrimiento constante cada temporada de lluvias. Muchos solo dirán ¿por qué no se van ?, pero esa decisión va más allá de solo decirlo.
Las tejas de lata y paredes de madera que se convierten en su nido y su refugio también pueden ser una amenaza.
Estas son solo dos historias que reflejan la realidad de cientos de familias que viven en las laderas del Valle de Aburrá, Para ellas, el dicho de “Abril lluvias mil” va más allá de solo alistar la sombrilla.
La temporada de lluvias es sinónimo de miedo e intranquilidad. Ellas piden no ser juzgadas, porque muchos no eligieron vivir en esos sectores, sino que sólo les tocó, así como les toca luchar con la lluvia y aferrarse a Dios para que nada les pase.