domingo, noviembre 24, 2024

“La niña escucha tiros y ya sabe y se tira al piso”, la casa quedó entre la resistencia, fuerza pública y ‘civiles’ que han atacado manifestantes

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“Todavía estoy pagando la deuda de la casa y no tenemos para dónde mudarnos”, Vicente es mecánico, ahora le preocupa salir y dejar a su esposa y a su hija solas en la casa. No es la única vivienda afectada, pero él pide ayuda.

En toda la esquina de la 70 cuenta Vicente, queda su casa, muy cerca del punto de resistencia, por eso el cruce de piedras, aturdidoras, balas ha impactado directamente su vivienda y tiene a su familia; esposa e hija, en crisis, “la niña escucha tiros y ya sabe y se tira al piso”.

Tuvo que acomodar a su hija y a su esposa, incluso a sus aves, en el baño de la casa.

“Es lo más adentro de la casa que está, es el lugar más protegido”, le cuenta a al medio TuBarco, explicando que en las habitaciones y sala, “las ventanas dan a la calle”. Esto, rogando que una bala perdida “no pase el techo”.

Días de temor

En Calipso está uno de los puntos de resistencia permanente y que se estableció desde el mismo 28 de abril, cuando hubo confrontaciones.

Allí, gran parte del tiempo, los manifestantes permanecen cantando, reunidos, varios ciudadanos les llevan aportes, comida. Ellos denuncian, “no estamos armados” pero si los han atacado a bala varias veces, unas veces señalan a la policía y en otros casos, han sido civiles, incluso han señalado a delincuentes que han llegado desde el Pondaje, Sindical y barrios vecinos.

La casa de Vicente, como muchas otras, han sufrido el impacto de esta especie de trinchera, en medio de un paro en el que la violencia ha escalado.

A pesar de la angustia y el temor, “no tenemos para dónde mudarnos”.

Además, no quiere dejar su casa sola. “Porque puede terminar convertida en refugio de manifestantes, de delincuentes o de la misma policía”.

‘Fuego cruzado’

Su casa está en medio del ‘fuego cruzado’, ahí han caído gran cantidad de piedras y otros elementos, restos de aturdidoras. En su antejardín cuando la fuerza pública alcanzó a llegar hasta ese punto, quedaron varios de los cartuchos.

Por la ventana de la habitación de su hija, ingresaron balines y una aturdidora, “me dejó la niña aturdida como tres días”, explica. Por fortuna, pudo llevarla al centro médico y no había daños en oídos ni cabeza.

Todavía está pagando la deuda de la casa y los pocos arreglos que había logrado hacerle, se han dañado.

Ahora, su vida se ha complicado más.

Como muchos de sus vecinos y cientos de ciudadanos, salir de su barrio ahora es un problema. Estaba sin desempleo hacía meses pero se sostenía con trabajos esporádicos, cuando algún cliente lo llamaba o alguien lo recomendaba.

“Ahora con esto no puedo salir tanto tiempo de la casa”, indica Vicente, mecánico de frenos.

La denuncia

En Calipso ha habido noches de terror, la semana pasada hubo dos días de balaceras.

Policía enfrentándose a atacantes que les dispararon, y el Esmad confrontando a los jóvenes de Primera Línea y la resistencia con gases y aturdidoras, manifestantes denunciando que les disparó la policía y que los delincuentes que llegaron a saquear el Éxito y a enfrentarse a la policía no hacen parte de la protesta.

En la zona no hay MIO, no hay paso sobre la vía principal.

Incluso, ahora las barricadas han pasado a ser de adoquines y cemento. 

 



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