La red de investigaciones conocida como “Centro de Estudios de Alta Montaña”, que funciona en la Universidad del Quindío bajo el liderazgo del investigador, Hugo Mantilla-Meluk, PhD, recibió una nueva designación internacional en representación de las organizaciones latinoamericanas ante el Steering Committee de la Alianza para las Montañas, adscrita a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO-ONU, que cuenta con 191 países miembros, los cuales se reúnen cada cuatro años, desde 1945.
ONU
La Alianza para las Montañas (Mountain Partnership) es una coalición de la ONU cuyo objetivo es proteger el medio ambiente, promover un desarrollo sostenible y mejorar la calidad de vida en los ecosistemas de montaña en todo el mundo. En su funcionamiento, la Alianza está dividida en bloques regionales, siendo Colombia parte del Bloque Suramericano que involucra ocho países: Chile, Argentina, Bolivia, Brasil, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela.
El pasado 28 de septiembre, en el marco de la Sexta Reunión Global de la Alianza para las Montañas, el Dr. Mantilla-Meluk, en nombre de la red de investigación que lidera en nuestra alma mater, tuvo a cargo la presentación de la iniciativa de la Plataforma Informática Latinoamericana de Servicios Climáticos, implementados en Salud (PISCIS), propuesta que busca aunar esfuerzos entre las organizaciones de la región, en pro de la generación de alertas tempranas derivadas de la vigilancia ambiental.
Cumbres
Cabe destacar que el científico uniquindiano, reconocido por su trabajo de investigación con quirópteros (murciélagos), campo en el que realiza aportes altamente significativos, ha representado al país en las Cumbres Globales de Montaña de Colombia, 2022, Suiza 2019, y Kirguistán 2018, colaborando, con un visible protagonismo en escenarios vinculados con el cambio climático a nivel internacional.
Una unión supranacional que se revitaliza
La Alianza para las Montañas, en lo que corresponde al Bloque Latinoamericano, cuenta con 38 organizaciones de ocho países, siete de ellos asociados al Sistema Andino que, con más de siete mil kilómetros, no solo es el rango montañoso de mayor extensión en el planeta, sino también el más biodiverso.
Según Mantilla-Meluk, es evidente que los países que logran las más altas sinergias en América Latina son los andinos, incluso desde el ámbito de la independencia, cuando se pensó en una sola Nación para este lado del continente; aunque esta tendencia a la unidad haya pasado, históricamente, por divergencias geográficas y culturales, también evidentes. Pese a esto, afirma el investigador uniquindiano, que las interacciones de la comunidad andina se han fortalecido en medio de esta variabilidad y, en este mismo contexto, siete países atravesados por la cordillera de los Andes, han intentado varias instancias de relacionamiento a partir de mercados e intereses económicos y políticos comunes; lamentablemente, sin la esperada perdurabilidad en sus alianzas.
En la actualidad, los intereses climáticos y ambientales, más allá de los progresismos sociales y políticos de finales del siglo XX y comienzos del XXI, los cuales se han fragmentado en la última década, están produciendo nuevos vínculos en el marco de la globalidad ambiental, a partir de la necesidad urgente de tomar decisiones conectadas con la consciencia de lo que se ha denominado “Una salud” para el planeta.
Es de resaltar que agencias internacionales como las Naciones Unidas, tienen el mandato de desarrollar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, anota el profesor Mantilla, marcando la política transnacional en esta dirección. En tal escenario, es evidente la existencia de una tendencia a posicionar internacionalmente las ideas y acciones en favor de la sostenibilidad, con el fin de tener incidencia en los gobiernos locales e institutos asesores del Estado, como el IDEAM en Colombia, posicionando el tema de las montañas como un elemento unificador.
Revisar
Durante la Reunión Global de la Alianza para las Montañas se ha hecho un llamado a revisar los mecanismos de gobernanza, generando cambios en los estatutos de esta organización, en pro de abrir el diálogo de las naciones, así como impulsar acciones en favor de los ecosistemas de montaña, que deberán ser integradas, a partir de experiencias que incluyen las artes, las ciencias sociales y las ciencias naturales, entre otras múltiples formas del conocimiento y las experticias locales, con el fin de proyectar alternativas de solución para la crisis planetaria desde Latinoamérica.
Finalmente, es en este contexto que la Universidad del Quindío, en cabeza de sus investigadores, logra protagonismo regional en temas tan sensibles para la vida misma en el planeta, proyectando la investigación hacia horizontes de aplicabilidad y pertinencia que ratifican el liderazgo que se construye desde la periferia, en el llamado “Sur global”.