Las montañas del Quindío esconden un tesoro: en las calles coloridas de Pijao se encuentra ‘El Patio’ vivero/café. Los visitantes hallan en María Ligia Villamil, su propietaria, todo el conocimiento ancestral para aliviar enfermedades a través del uso de plantas medicinales.
Al llegar al vivero es inevitable encontrarse de frente con el olor agradable de plantas y flores de diferente tipo. Doña Ligia, como es conocida en el pueblo, posee una gran experiencia adquirida a lo largo de los años, puesta al servicio de la comunidad con su vivero de aromáticas orgánicas y recetas oportunas para sanar con plantas, como la conocida pomada de coca y marihuana.
Campesina y víctima del conflicto armado desde el año 1994. Hoy le apuesta a lo natural como método para el cuidado de la salud. “Existen las aromáticas digestivas. Si me dicen que es que está muy estresado, le doy una relajante. Si me dicen que es que tiene un cólico muy horrible, le doy una para los cólicos. Acá manejamos las aromáticas según para cada enfermedad”, afirmó Ligia Villamil.
La mujer cuenta con más de ochenta certificados que evidencian el interés constante por innovar desde su emprendimiento. Asimismo, destacó las habilidades que ha adquirido para el desarrollo de productos innovadores en su vivero. “Los instructores han venido con conocimiento que nos han servido para estructurar las huertas orgánicas de aromáticas y la creación de la pomada de coca y marihuana que ha tenido grandes resultados”, expresa.
“La fe, el amor y el conocimiento son tres cosas fundamentales para utilizar las plantas en la medicina. Yo creo que eso es lo primordial en nuestro emprendimiento”, manifiesta doña Ligia, quien impulsa su unidad productiva junto a instructores CampeSENA.
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