¿Has oído hablar del Grupo Político contra el Pueblo? Y no se vayan a hacer las víctimas, calificando esto como un ataque, sáquense eso de la cabeza, más bien sigan las normas y dejen la política de la idiotez, del “pisoteo la ley y no pasa nada”, del “estos tragan entero”: les cuento, ya no tragamos entero. Desde diciembre de 2023, cuando se desarrolló el proceso de elección del director de la Corporación Regional del Quindío, CRQ, sin antes haber respondido algunas recusaciones (paso necesario para elección), estaba cantado que el proceso se caería.
Es que, ya lo ven, la política en el Quindío muestra sus verdaderas caras: por un lado está el grupo del actual gobernador, Juan Miguel Galvis, con sus aliados estratégicos, entre ellos los integrantes de la Casa Jaramillo, encabezada por el exgobernador Roberto Jairo Jaramillo y Pablo Jaramillo, y por el otro lado el grupo del alcalde de Armenia, James Padilla, con sus aliados estratégicos, entre ellos César Augusto ‘Toto’ Pareja, su líder natural, y el representante a la Cámara John Edgar Pérez, Perea. A este grupo lo bauticé el Grupo Político contra el Pueblo.
¿Y cómo se plantea el juego? A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César: el Grupo Político contra el Pueblo la caga y el de Galvis limpia la cagada. El Grupo Político contra el Pueblo la cagó aprobando un proyecto nefasto de privatización de Setta y el de Galvis lo demandó ante el Tribunal Administrativo del Quindío, TAQ, y consiguió que lo tumbaran; el Grupo Político contra el Pueblo la cagó desarrollando la elección viciada del director de CRQ, Jaider Arles Lopera Soscué, poniendo en riesgo el medio ambiente de la región, y el de Galvis lo demandó ante el Consejo de Estado, que lo tumbó; el Grupo Político contra el Pueblo la cagó y eligió sin responder recusaciones y con un cuestionado análisis de hojas de vida al gerente de las Empresas Públicas del Quindío, EPQ, y esta elección ya está demandada.
El secreto es escuchar al pueblo; sencillo, si el pueblo no lo quiere, no se hace; si el pueblo lo quiere, es el que manda. Si hay corrupción, aplastémosla; analicemos los hechos, la conveniencia de los proyectos para el pueblo. Escuchen al pueblo, que para eso los eligieron, no lo castiguen con mierdas como las fotomultas.
Si en un gobierno hay una manzana podrida, esta se tiene que ir; si hay mediocres asesores jurídicos que inducen al error, estos se tienen que ir. Si usted, amigo lector, tiene evidencias de actos de corrupción en la gobernación del Quindío, en las alcaldías o en cualquier entidad (EPA, Indeportes, CRQ, Imdera, la que sea), envíenos la información: denos la prueba, y si son ciertas, nosotros le damos el derecho a exponer a quienes engañan al pueblo.
Promuevan la depuración, el Quindío se los agradecerá, porque hace falta una nueva política en la que el pueblo sea el centro de todo. La demanda que tumbó al gerente de CRQ la presentó el abogado Diego Felipe Urrea, que contó con el apoyo cercano de otros reputados juristas, a quienes conozco pero que prefieren ser héroes anónimos.
Se advirtió lo que pasaría y, sin embargo, siguieron adelante con el proceso. El 6 de diciembre de 2023 publiqué un artículo titulado “CRQ: pollos, ladrillos ¿y corrupción?”, y escribí en el primer párrafo: “Parece que los integrantes del Consejo Directivo de la CRQ, entidad ambiental en el Quindío, dijeran “me paso la ley por la galleta y cuando anulen en el proceso de elección que vamos a realizar ya habrán pasado por lo menos 8 meses y habremos hecho con el presupuesto lo que se nos dé la gana”. (https://www.finito.pro/crq-pollos-ladrillos-y-corrupcion/)
Me equivoqué, anularon el proceso 7 meses y 14 días después; fallé por 22 días, pero ¿qué más da?, si hay algo claro es que con el caso CRQ los grupos políticos del Quindío muestran sus verdaderas caras y hay uno que siempre ataca al pueblo, haciéndole cagada tras cagada.
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Opinión por Finito
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