El informe final de la Comisión de la Verdad en el Eje Cafetero hace un recuento, en los primeros capítulos, sobre la historia de la región, desde la llegada de los conquistadores españoles, la presencia de los ibéricos en la zona frente a la oposición de los indígenas, como el proceso de Colonización Antioqueña.
Más adelante, se hace referencia a la violencia de los años cincuenta entre liberales y conservadores, y se califica el área del Quindío como aquella que más sufrió este segmento de guerra civil en Colombia. Los Chulavitas, los Pájaros, Los chusmeros y, finalmente, los bandoleros, son tocados de forma tangencial como formas de organización de grupos que ejercieron la violencia en la región. Se mencionan los bandoleros reconocidos en la región como ‘Sangre Negra’, ‘Chispas’, ‘Melco’, Efraín González, entre otros
Así mismo, se habla de las guerrillas liberales, y aparecen los reconocidos nombres de Manuel Marulanda Vélez, alias Tirofijo, cuyo nombre de pila era Pedro Antonio Marín Marín, nacido en Génova Quindío; también el de Modesto Ávila, Pedro Brincos, el capitán Venganza y Desquite.
Se deja claro cómo en el Quindío nacen personajes de las guerrillas colombianas como Pedro Antonio Marín, Tirofijo, creador de las Farc; Fabio Vásquez Castaño, creador del ELN, y Rodrigo Londoño Echeverry, Timochenko, último comandante de las Farc.
El informe recoge muchas voces, testimonios y documentos, que miran la dominación de las élites cafeteras frente a un pueblo empobrecido. Y, a finales de los años setenta, la aparición de los grupos de traficantes de drogas, y la conformación de clanes de asesinos en todo el Eje Cafetero, al tiempo que actuaban los grupos guerrilleros de las Farc y el ELN
Uno de los personajes centrales en el capítulo del narcotráfico, es el quindiano Carlos Enrique Ledher Rivas. El informe hace un análisis e historia de este personaje, que sigue vivo, en Alemania, a donde llegó después de purgar una pena de 35 años de cárcel en los Estados Unidos, por el delito de narcotráfico. El siguiente es el relato de la Comisión de la Verdad sobre Carlos Ledher Rivas:
“Entre todos los narcotraficantes de los años setenta y ochenta en el Eje cafetero la figura más reconocida fue Carlos Ledher Rivas, miembro de una familia de la clase alta de Armenia. A mediados de los setenta se formó como piloto y empezó a transportar pequeñas cantidades de marihuana a Estados Unidos, pero rápidamente su negocio creció y comenzó a transportar cocaína en alianza con el Cartel de Medellín. Ledher montó su emporio en Cayo Norman, una isla en las Bahamas que entre 1978 y 1982 fue el principal centro de conexiones del narcotráfico colombiano con Estados Unidos hasta que la DEA intervino la isla.
Ledher regresó a Armenia y fundó el Movimiento Cívico Latino Nacional, que en 1984 posesionó dos diputados y dos concejales. Además, dado que su familia era propietaria de La Posada Alemana, un tradicional hotel campestre en las afueras de Armenia, propuso erigir al Quindío como un destino turístico a nivel mundial y promovió la compra de tierras como mecanismo para el lavado de activos.
Otros narcotraficantes lo siguieron en esa ruta que generó una rápida valorización de predios rurales en la zona plana del Quindío, así como en La Virginia y Pereira, que mutaron su vocación agrícola por una turística.
A diferencia de Antonio Correa y José Olmedo Ocampo, El Viejo, quienes murieron sin haber sido perseguidos por la justicia, la alta figuración de Ledher, sus excentricidades y su enorme fortuna llamaron la atención de las autoridades: luego del asesinato del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, en 1984, empezó la persecución contra miembros del Cartel de Medellín y Ledher paso a la clandestinidad.
Su movimiento político desapareció en 1986 y en febrero de 1987 fue capturado y extraditado a Estados Unidos donde estuvo detenido hasta junio de 2020, cuando quedó en libertad por haber pagado dos terceras partes de su condena.
“Él hacía la fiesta en diciembre para los niños y el regalo que le daban o que nos daban –porque yo también lo recibí– era un kit de uniforme Adidas con balón incluido y eso, por supuesto, pues uno salía feliz y adorando a don Carlos Lehder. A precio de hoy, difícilmente te sale en un millón de pesos un regalo de esos. El día del campesino le daban sus machetes y sus herramientas y sus cosas”, dice uno de los entrevistados
“El señor Lehder Rivas regaló un avión a la Gobernación del Quindío. Pero, además, rodaba la plata, literalmente captando a los sectores políticos. Desde entonces, hay una histórica articulación de las élites políticas locales con el narcotráfico, con la narcopolítica”.
Tras la extradición de Ledher, quedó una enorme estela de victimización en la región que se reflejó en la cantidad de jóvenes de todos los estratos que fueron usados como mulas, capturados o asesinados, así como en la cooptación de funcionarios del sector público que trabajaron para el narcotráfico. Su extradición despejo el terreno para los miembros del
Cartel del Norte del Valle “que desde entonces han realizado importantes compras de tierras en todo el norte del departamento”.
La presencia de este cartel en el Eje cafetero no solo se limita al Quindío, sino también al Área Metropolitana y el occidente de Risaralda y al bajo occidente de Caldas. Desde los años ochenta, Viterbo hace parte de la ruta de la droga hacia el Pacifico, y allí operó Carlos Arturo Patiño Patemuro en asocio con Arcángel Henao Montoya, alias Mocho Arcángel, y Wilber Varela, alias Jabón, capos del Cartel del Norte del Valle”.