Martha Cecilia Orrego Serna encontró la muerte en su hogar. / FOTO: ANDRÉS FERNANDO GARCÍA
Martha Cecilia Orrego Serna, de 63 años, encontró la muerte en su propia casa y de forma inesperada.
Dicen por ahí, en una frase que suena obvia, pero que refleja la fragilidad de la vida, que el único requisito para morirse, es estar vivo.
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En efecto, a diario conocemos miles de caso de fallecimientos de personas, cuya muerte les llega de forma sorpresiva. Entre ellos aparece el de doña Martha.
Según revelaron en su circulo cercano, hacía dos días que la familia no sabía nada de ella, lo que por obvias razones empezaba a inquietar.
El domingo anterior la llamaron y hablaron con ella muy temprano, pero cuando quisieron comunicarse con ella, el lunes festivo, el intento resultó fallido. Aunque le insistieron telefónicamente en varias ocasiones, ella nunca contestó.
Ante este panorama, que ya inquietaba a sus familiares, algunos allegados decidieron ir hasta su domicilio, ubicado en la calle 51A con carrera 43 sector Las Granjas del barrio Prado, de Bello, con el objetivo de conocer la razón por la que no respondía a los continuos llamados.
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¿Qué le pasó a Martha Cecilia Orrego Serna?
Como Martha Cecilia Orrego Serna sufría ataques de epilepsia, sus familiares creían que le había dado alguno y por eso se le complicaba contestar el teléfono y abrir a la puerta.
Por ende esperaron en la acera un largo rato, con la firme esperanza que una vez se repusiera, ella misma iba a dar señales de vida.
Entre tanto, al interior de la casa, se sentía que la perrita que tenía la señora se acercaba a la puerta y se devolvía, seguramente reflejando la ansiedad y los nervios propios de esta situación.
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Ante este panorama, los familiares decidieron acudir a las autoridades pertinentes. Los bomberos y la Policía acudieron al lugar, para forzar el ingreso a la residencia.
Al acceder a la casa, los presentes se encontraron con una triste realidad: el cuerpo de Martha Cecilia Orrego estaba tirado en el piso de su casa, ya sin signos vitales.
Al parecer la señora se estaba bañando, se resbaló y se fue hacia adelante. Producto de ello se habría dado un golpe que acabó con su vida.
Se dice que a ella no le gustaba vivir con nadie, por eso sus hermanos le pagaban el arriendo de este domicilio, en el que su única compañía era su mascota.
Así, con la fragilidad propia de la vida, encontró la muerte en su propia casa.