Así fue la pelea en la cima del Blockhaus. /FOTO: EFE.
Dicen que al Blockhaus, esa cima de granito donde los atardeceres parecen infinitos, soilo suben los temerarios. La inmensa y redonda montaña bautizada “casa de piedra” por un soldado austriaco, que pasó su vida luchando con bandoleros, es el principal puerto de montaña del Abruzzo, en el macizo de Maiella.
También es necesario un espíritu de pirata, de carterista, para llevarse el botín en esa loma de 13 kilómetros en la que no siempre ganan los favoritos. En 1967, por ejemplo, el italiano Zilioli le ganó al ‘Caníbal’ Eddy Merckx a un kilómetro de la meta. Le chupó rueda todo el trayecto y hasta se tocó el estómago varias veces fingiendo dolores, y, cuando el belga se distrajo, lo atacó y le robó la victoria.
We’re just getting started 🔥
… e siamo solo all’inizio 🔥
… y sólo estamos al principio 🔥
… et ce n’est que le début 🔥#Giro pic.twitter.com/NgrZjn7SJN
— Giro d’Italia (@giroditalia) May 15, 2022
En 2017 el vencedor fue Nairo Quintana, atacando de lejos para no darles chance a sus poderosos rivales. Nibali y Dumoulin, entre otros. El colombiano aprovechó una ráfaga de viento y gobernó a placer ese monte de robles, pinos y escarcha de nieve.
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Este domingo, como si fuera el mismo Lupin, el ladrón de las historietas francesas e italianas, el australiano Jai Hindley le sacó el del bolsillo un triunfo cantado a Carapaz, quien, como Merckx en el 67, se durmió en los laureles y cuando intentó reaccionar, se le acabó el tiempo y el camino.
Le gustan las jornadas épicas a Hindley, el joven de 25 años de edad que, en 2020, estuvo a punto de coronar el Senza Fine, pero flaqueó en las jornadas finales y le cedió el primer puesto al británico Tao Geoghegan Hart, del Ineos.
Aquel fue el Giro más raro de la historia. Se corrió en octubre, por la pandemia, y casi al mismo tiempo que el Tour de Francia.
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Fue una carrera sin grandes figuras en la que terminaron brillando corredores del segundo renglón. Joao Almeida dominó la general durante 13 o 14 etapas, hasta que la montaña lo aplastó. El mejor colombiano fue Einer Rubio, del Movistar, que terminó en la casilla 58.
El actual Giro pinta igual que el de 2020. Aunque hay presencia de gigantes como Nibali, Landa, Dumoulin y Carapaz, la emoción ha sido poca y los colombianos han brillado por su ausencia.
Tan sólo Gaviria ha dado señales de vida en las etapas planas, pero no ha tenido suerte. Sin embargo, el antioqueño es quizás la única esperanza de alcanzar algún triunfo porque en la montaña, tras la salida de Miguel Ángel López, no hay mucho que esperar.
Iván Ramiro Sosa, reciente campeón de la Vuelta a Asturias, llegó 20 en Blockhaus, casi sin aire, y, aunque en la general ascendió hasta la casilla 19, no se le ve con fuerzas para pelear por un lugar entre los diez mejores.
Con el triunfo de Hindley, del Bora, se cerró la primera parte de la Corsa Rosa. Los principales favoritos al título están apretados en 30 segundos. Juan Pedro López, del Trek, sigue con la camiseta rosada de líder, pero Almeida, Carapaz, Hindley, Bardet y Landa, le respiran en la nuca.
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La segunda semana del Giro comienza con una etapa clon de la Tirreno Adriático, este martes. Se recorrerán 194 kilómetros entre Pescara y Jesi, de los cuales, los 100 finales serán eléctricos, con muros, curvas y subidas rompe piernas en la Crocette di Montecosaro, Recanati y Monsano.
Al día siguiente, en la etapa 11, Fernando Gaviria tendrá una nueva oportunidad, cuando se corran los 201 kilómetros entre Santarcangelo Di Romagna y Reggio Emilia.
Luego, un sorbo de montaña entre Parma y Génova para de nuevo ir por terreno llano entre San Remo y Cuneo, el viernes, y, los platos fuertes, como siempre, serán el fin de semana, entre Santena y Turín, 153 kilómetros, el sábado, y la esperada Rivarolo Canacese y Cogne, de 177.
La primera tendrá como aperitivo Colle della Maddalena, muy recordada por los colombianos, y el domingo, los Alpes, con ese frenético recorrido por el valle de Aosta y las subidas a Pila-Les-Fleurs (1ª), Verrogne (1ª) y, por último, el final en alto en Cogne (1ª). En total habrá que superar 4030 metros de desnivel acumulado. Un final a todo timbal, antes del día de descanso.