El origen y evolución del carnaval de Negros y Blancos en Pasto.
El Carnaval de Negros y Blancos, una de las festividades más emblemáticas de Colombia, tiene sus raíces históricas en el siglo XIX. Su origen se remonta a finales de este siglo con el Juego de Negritos, una celebración cultural que inicialmente se centró en la ciudad de Popayán y se extendió a Pasto entre las décadas de 1880 y 1890.
Para el año 1912, surgió el Juego de Blancos, que comenzó a celebrarse anualmente el 6 de enero. Sin embargo, no fue hasta el festival estudiantil de 1926 que las festividades se organizaron oficialmente como un juego de carnavales que se extendía del 5 al 7 de enero. Este cambio prolongó las celebraciones hasta el séptimo día del primer mes del año.
Los anales históricos destacan un momento clave en 1926 cuando jóvenes pastusos tomaron las calles para coronar a una reina y bailar al son de mascaradas y comparsas. Este evento marcó el inicio de un aire carnavalesco más organizado que, con el tiempo, se institucionalizó como el Carnaval de Negros y Blancos.
Con el paso de los años, la tradición ha evolucionado, incorporando nuevos elementos. Entre estos, destacan los días de precarnaval, que se celebran del 28 al 31 de diciembre. Durante estos días, se aprovecha la fecha del “Día de los Inocentes” y el fin de año para exponer, a través de la sátira, acontecimientos políticos, sociales y económicos mediante la construcción de muñecos conocidos como “años viejos”. Estos muñecos, hechos de papel encolado y trapos, se han convertido en una pieza clave en las celebraciones del Carnaval.
Las festividades del Carnaval de Negros y Blancos comienzan el 2 de enero. Un día dedicado al regocijo religioso influenciado por la evangelización, conmemorando a la Virgen de la Merced, conocida en Nariño como “Michita Linda”. El 3 de enero, las calles de Pasto se llenan de danza y colores al son de colectivos coreográficos y el carnavalito.
El 4 de enero se celebra el desfile de comparsas de la “Familia Castañeda”, una celebración laica que alude a una leyenda de 1928, cuando un grupo de pastusos invitó a una familia de foráneos a disfrutar del Carnaval. Este desfile es una remembranza de esa leyenda y se caracteriza por trajes típicos de la década de 1920.
El 5 de enero, conocido como el Día de los Negros, es una jornada de lúdica y gozo. Durante este día, los habitantes de Pasto participan en el juego de pintarse la cara de negro. Una tradición que se cree tiene sus raíces en un día de descanso otorgado a las personas esclavizadas durante el periodo colonial. Sin distinción de etnia, credo o condición social, los participantes respetuosamente piden a los demás que se dejen pintar la cara y disfruten al son de los ritmos musicales del Pacífico colombiano.
El 6 de enero, Día de los Blancos, se añadió a partir de 1912 cuando un grupo de sastres, tras el Día de los Negros, salió con polvos perfumados para esparcirlos a los transeúntes que regresaban de misa, proclamando “¡Qué viva Pasto, qué vivan los blanquitos!”. Esta celebración se fue incorporando al Carnaval, y desde los años treinta, los artesanos comenzaron a construir carrozas alegóricas, desarrollando obras modeladas en barro y decoradas con papel encolado, dando origen a las imponentes carrozas que hoy son un símbolo del Carnaval de Negros y Blancos.
Antigua terminal de transportes que ahora es la Plaza del Carnaval en Pasto