En Bogotá viven aproximadamente 4.7 millones de personas en arriendo.
Con la llegada del nuevo año y el consecuente aumento del salario mínimo, diversos aspectos económicos experimentan ajustes, siendo uno de los más notables el sector de arrendamientos en Bogotá. Según la Encuesta Nacional de Calidad de Vida del DANE, en 2023, el 53,4% de los hogares en la capital colombiana residían en inmuebles alquilados, equivalente a aproximadamente 4.7 millones de personas.
Este dato cobra relevancia al considerar las proyecciones de la Federación Colombiana de Lonjas de Propiedad Raíz (Fedelonjas), que estiman un aumento del 9,28% en los arrendamientos de vivienda urbana en Colombia durante el año 2024.
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Es crucial destacar que, según la normativa vigente, el incremento en el precio de los arriendos solo puede aplicarse después de haber transcurrido un año desde la firma del contrato. Esto implica que si el acuerdo se establece, por ejemplo, el 23 de mayo del 2023, el aumento será efectivo únicamente a partir del 23 de mayo del 2024.
En términos económicos, los arrendamientos generan anualmente 27.12 billones de pesos, principalmente en los estratos 1, 2 y 3. No obstante, según la Ley 820 de 2003, el aumento no puede exceder el 1% del valor del inmueble.
Para ilustrar el impacto concreto del aumento, consideremos a un inquilino bogotano que suscribió un contrato de arrendamiento el 1 de agosto de 2023, pagando $1 millón de pesos mensuales. Con el incremento del 9,28%, este inquilino deberá desembolsar $1.092.800 a partir del 1 de agosto de 2024.
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Además, otro componente a tener en cuenta es el incremento en la administración mensual de las copropiedades (PH), que generalmente es de $180.000. Este aumento se llevará a cabo según lo autorice la asamblea de copropietarios a partir del primero de abril de 2024 o en la fecha que determine dicha asamblea. Es importante señalar que este ajuste en la administración se produce en un momento diferente al aumento en los arriendos, generando una dinámica adicional en el sector inmobiliario de la ciudad.
En conclusión, el incremento del salario mínimo tiene un impacto significativo en el mercado de arrendamientos en Bogotá, afectando a millones de personas y generando una serie de ajustes económicos que deben ser cuidadosamente considerados por inquilinos y propietarios por igual.