Varias son las historias que se pueden escuchar del Gastrocolectivo Comuna 11, una de las zonas con un alto número de ventas informales de comida y bebidas, un proyecto liderado por mujeres.
Noticias Cali.
al medio TuBarco conoció la historia de un colectivo gastronómico de mujeres en la Comuna 11 de Cali, un ‘gastrocolectivo’, apoyado por la Universidad de la Sabana y la Fundación WWB.
Más que una arepa, un pandebono o un chontaduro, son las historias que hay detrás de quienes los preparan en un puesto de venta informal en la calle; el andén o el separador.
Entre el barrio El Jardín, José Holguín Garcés y Ciudad Modelo, está centralizada la ruta gastronómica de la Comuna 11.
Normalmente son mujeres -algunas con sus parejas- que venden arepas, desayunos y jugos, pero su sazón es tan llamativo y sus productos propios de la ciudad, que se han convertido en una referencia.
Detrás de estas mujeres y sus puestos, hay unas historias.
Por ejemplo la de Pilar Zapata, quien estudió Psicología y se graduó, pero que, «ser psicóloga no me daba para vivir».
Entonces, impulsada por su esposo, comenzaron a trabajar de independientes y comenzaron vender desayunos. «Me terminé quedando con lo que me llenaba», que fue la gastronomía.
Como Pilar, también cuenta Eulalia que «a punta de Chontaduro levanté a mis 8 hijos».
Ó, el caso de María Elena Caltón, que a su avanzada edad, recuerda cómo su difunto esposo preparaba arepas y ella miraba, porque «mirando aprendí».
Un proceso social
Y es que cuando ella terminó de trabajar en empresas se tuvo que dedicar a la informalidad y sacar adelante a su hija, que estaba en condiciones especiales.
El Gastrocolectivo Comuna 11, es el nombre que llevan y «se sienten bendecidas» por ser seleccionadas por parte de la Fundación WWB, que las capacitó para convertir sus puntos de venta en unidades productivas rentables.
El proyecto fue presentado por la Universidad de La Sabana y financiado por el Fondo Fundación WWB Colombia.
En 2020 hicieron una convocatoria con enfoque de investigación y así lograron construir «de la informalidad a colectivo gastronómico».
Los profesores que estuvieron en el proceso de acompañamiento y de formación para ellas, narran que, «aprendimos más nosotros por parte de ellas».
Y es que tuvieron que pasar algunos días en las diferentes casas de las mujeres escogidas.
Evidenciaron el proceso de cada una antes de llegar a sus puntos y cómo sus recetas son únicas a la hora de cocinar.
Muchas que desde las 2:00 a.m. están despiertas y prestas a comenzar su día laboral.
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