Noticias Cali.
«Definitivamente la peor plata gastada en la ciudad de Cali son los benditos taches y bolardos», a su juicio, son «monumentos expresión de fealdad y causantes de accidentalidad», un reclamo que no se escuchó -por lo menos públicamente- al recibir la gestión después de la administración Armitage, y en más de dos años, este plan de ‘Pacificación Vial’, no ha tenido arreglos, mejoras ni intervención.
Es decir, el mantenimiento exclusivo para estos bolardos de plástico y tubulares, no se ha hecho.
«Los taches van a estar a ir y vamos a ir evaluando» si funcionaban o no, para dejarlos o retirarlos había dicho Ospina al recibir la administración, por segunda vez.
Hasta hoy día, no hay un informe de Movilidad que establezca, si han servido, su estado y si son o no necesarios. Ahora la decisión, es retirarlos, pues ya la mayoría se dañaron, solo quedaron pernos.
«Se dejarán los que estén funcionando», dijo. ¿Dónde? ¿Cuál ha sido el seguimiento a estos elementos?
Esta semana, y como ya se venía adelantando hace unos meses, serán retirados, «estos conos altos que están colocados en muchos separados, están dañados, deteriorados, rotos».
Según Ospina, el estado actual de los taches y bolardos afectan a la ciudad en materia de: estética, de movilidad porque pueden generar accidentes -por su mal estado-, y «da una sensación de una ciudad sin ley ni orden».
#InfoEntérateCali Esto dijo Jorge Iván Ospina sobre el retiro de los taches y los bolardos en las vías de Cali. pic.twitter.com/M8LDafYtVC
— Entérate Cali (@EnterateCali) April 13, 2022
Deberán responder las actuales autoridades del Distrito, si se cumplió o no con el plan de mantenimiento de esta estrategia de movilidad en Cali.
Costos
Cada «bolardo» costó más de $60.000.
La Secretaría de Movilidad aseguró a al medio TuBarco que este plan no es un «capricho» y que tiene como principal objetivo «brindarle más espacio a dos actores de la movilidad olvidados: Peatones y ciclistas».
Bajo esa defensa, ¿no se mantuvo como se debía?
Se llama «Plan de Pacificación vial» que empezó a gestarse en 2018 y se intensificó en 2019, cuando se instalaron la mayoría.
Este plan empezó apoyado por el Gobierno Nacional, que escogió a Cali y otras ciudades con altos índices de accidentalidad.
En la capital del Valle del Cauca hay más de 2500 kilómetros de malla vial. Sin embargo, dicho plan de pacificación no habría alcanzado ni los 200 kilómetros, aunque se había planteado que se extendiera.
En el contrato por $735 millones para la «pacificación» de las vías en Cali, establecía cuánto costaba cada «bolardo» o «tache».
Bordillo traspasable: $69.374 (cada uno)
Bordillo tubular: $151.405 (cada uno)
El País Cali revelaba que en junio, un contrato establecía la compra de 10.599 bordillos.
La investigación realizada por Wilson Barco para al medio TuBarco, daba cuenta de algunos problemas con la instalación de estos elementos de plástico y de color amarillo.
Desde 2018 la pacificación vial se agilizó, pero fue el reclamo de habitantes del barrio Salomia, norte de Cali, a principios del 2019, lo que prendió alarmas no solo de ciudadanos sino de autoridades como la Contraloría.
Para muchos, fue una repentina invasión de bolardos.
Y es que la pacificación empezó en calles internas de algunos barrios, cerca a zonas escolares o detectadas de alta accidentalidad.
Luego, aparecieron en vías principales: Calle 5, la Novena, en Ciudad Jardín, en el oeste en la vía al Zoológico, en la portada al mar.
«La verdad es que no ha sido mucho, lo que pasa es que es muy vistoso», explicaba entonces, Henry Martín, subsecretario de Movilidad.
Hoy el alcalde Ospina señala que hacen ver la ciudad desórdenada, para 2019, era presentado como un plan que «le da un orden a la ciudad». La referencia era no de tipo estético, sino al movimiento vehicular y peatonal.
Entre las muchas quejas ciudadanas ante la ‘invasión’ de estos elementos, estaban:
Generan más trancones
Embotellan el tráfico al pasar de dos a un carril, o de tres a dos carriles.
En algunos puntos como en la Comuna 9 se cerraron vías o se cambió el sentido de otras.
«Nosotros no hemos quitado carriles», respondían desde la Secretaría de Movilidad.
La explicación técnica es que instalarlos ayudaban a reducir velocidad, una de las principales causas de accidentalidad. También evitaban cruces indebidos y que los peatones pudieran pararse en un espacio seguro para poder cruzar la vía o esperar transporte.
El alcalde Maurice Armitage le dijo a al medio TuBarco en agosto de ese año, que confiaba en que el trabajo con esta pacificación, se estaba haciendo con soporte técnico y bien.
Descartó que hubiese corrupción.
La Contraloría le pidió audiencia a Armitage, para que se facilitara toda la contratación y explicara los detalles técnicos y administrativos para la ejecución de este plan.
El organismo de control revisó cuánto costó cada «bolardo» instalado y cuál era la empresa que estaba ejecutando ese plan. El presunto detrimento era de más de 2000 millones de pesos.
No se supo más de manera oficial.
De los taches y bolardos en la gestión Armitage a la actual administración Distrital donde la polémica ha sido, con materas.
Esto se conocía hace dos años del plan con taches y bolardos:
La Agencia Nacional de Seguridad Vial, la pacificación en las calles ayudó en los primeros siete meses del 2019 a reducir las muertes en accidentes de tránsito. Hubo 22 casos menos.
Hoy día, su mal estado y los daños que han sufrido, podrían ser parte del problema y accidentalidad.
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