En Colombia, una creciente ola de médicos talentosos se encuentra abandonando sus carreras en medio de la cruda realidad de bajos salarios.
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En Colombia, una creciente ola de médicos talentosos se encuentra abandonando sus carreras en medio de la cruda realidad de bajos salarios, falta de estabilidad laboral y oportunidades limitadas.
Este éxodo, impulsado por la búsqueda de una mejor calidad de vida y mayores perspectivas profesionales, ha llevado a muchos profesionales de la salud a emprender el desafiante camino hacia el ‘sueño americano’.
Para aquellos jóvenes que invierten años de estudio y una fortuna en semestres universitarios para obtener el codiciado título de médico en Colombia, enfrentarse a un mercado laboral con remuneraciones insatisfactorias y elevadas cargas de estrés es una realidad desalentadora.
Como resultado, algunos han decidido buscar oportunidades en el extranjero, especialmente en los Estados Unidos, con la esperanza de homologar sus títulos y forjar un futuro más prometedor.
«Casos de algunos médicos que hoy viven el sueño americano»
Walter Caicedo, graduado de la Universidad San Martín en 2014, es un claro ejemplo de esta tendencia. Después de trabajar seis años y medio como médico de apoyo en una unidad de cuidados intensivos en Buenaventura, donde su salario básico mensual apenas alcanzaba los 2.600.000, decidió probar suerte en Estados Unidos. A pesar de haber llegado con la intención de ejercer su profesión, se encontró trabajando en jardinería y descargando bultos de café, enfrentándose con humor a una situación que dista mucho de la imagen de la medicina que tenía en mente.
«Un día me pasó algo muy cómico con el jefe que tenía porque entraron a mis redes sociales, entonces alguno de ellos le dijo ‘mira, el colombiano es médico y entonces el jefe me miró. Me dijo, ¿eres médico? yo sí, señor, ¿tú qué haces aquí? Pues le expliqué y me dice ‘Ah, ok, eres médico, ve y mueve todas las cajas que están allá’, yo ‘sí, señor, claro, con mucho gusto’ y fui me tocó mover las cajas», relató Walter con una mezcla de ironía y resignación.
Andrés Chica, otro médico colombiano, compartió su experiencia de emigrar en busca de un futuro más prometedor. Con 29 años, tomó la decisión de abandonar su carrera en Colombia y dirigirse a Estados Unidos con la esperanza de convalidar su título y encontrar nuevas oportunidades. Sin embargo, al llegar se topó con un obstáculo aparentemente insuperable: la homologación de su título de Medicina en suelo estadounidense, una tarea prácticamente imposible.
«Tenía 29 años, tomo la decisión de emigrar y yo creo que como a muchos inmigrantes nos pasa que nos hacemos ilusiones, yo voy para Estados Unidos, aprendo inglés, convalido el título, yo soy colombiano, echado para adelante, lo voy a lograr, pero cuando uno llega se estrella con la realidad», comentó Andrés.
Esta situación plantea no sólo la pérdida de talento para el sistema de salud local, sino también la preocupación de que profesionales capacitados busquen oportunidades en otros países, como Europa, generando un impacto significativo en el sistema de salud y la sociedad colombiana.
La falta de incremento salarial en el sector y la pérdida de dignidad profesional son motivaciones que, lamentablemente, impulsan a estos profesionales a abandonar sus sueños en su tierra natal en busca de un futuro más prometedor en tierras extranjeras.
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