En medio de la temporada de lluvias y con el objetivo de prevenir posibles inundaciones en la capital nariñense, la Secretaría de Gestión Ambiental, en colaboración con la Secretaría de Planeación (Sepal), ha puesto en marcha una serie de acciones de limpieza y mantenimiento en las quebradas y fuentes hídricas de la ciudad. Estas medidas buscan optimizar el flujo de agua y reducir los riesgos asociados a desbordamientos que podrían afectar a la comunidad.
La iniciativa, liderada por la Secretaria de Gestión Ambiental, María del Mar Montenegro, ha movilizado a un equipo de operarios especializados pertenecientes a la administración local. Recientemente, focalizaron sus esfuerzos en la quebrada San Francisco, un curso de agua vital que atraviesa áreas densamente arboladas en la periferia de la ciudad.
Labores
Durante una jornada intensiva de trabajo, los profesionales llevaron a cabo labores de mantenimiento crucial. Esta actividad incluyó el corte de césped, la poda de ramas y la remoción de troncos que habían obstruido el cauce natural del agua.
Estas acciones no solo mejoraron las condiciones de la quebrada, sino que también contribuyeron a prevenir posibles taponamientos que podrían derivar en inundaciones durante los periodos de lluvia intensa.
Además del trabajo físico en el terreno, se realizó una minuciosa recolección de basura y residuos sólidos que se encontraban acumulados en las márgenes y lecho de la quebrada.
Propósito
Este esfuerzo no solo tiene el propósito de mantener limpio el entorno natural, sino que también tiene un impacto directo en la prevención de riesgos para la comunidad, evitando que la acumulación de desechos interfiera con el flujo normal del agua.
Desde la Secretaría de Gestión Ambiental se ha hecho un llamado enérgico a la ciudadanía para que colabore activamente en la protección de estos espacios naturales. Se insta a los residentes y visitantes de la capital nariñense a abstenerse de arrojar basura en las áreas circundantes a las quebradas.
Esta práctica irresponsable no solo compromete la belleza natural del entorno, sino que también representa un riesgo significativo de obstrucción y, en última instancia, de inundación, especialmente en una época del año caracterizada por fuertes precipitaciones.