lunes, noviembre 25, 2024

¿Se trató de desviar investigación por masacre de tres jóvenes en Chochó?

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Al parecer se dieron hechos irregulares al principio del proceso en un intento fallido de ocultar pruebas.

La investigación que lleva bien adelantada la Fiscalía General de la Nación en torno a la masacre de tres jóvenes en Chochó, Sucre, el pasado 25 de julio, al parecer por parte de la Policía, ha permitido establecer una serie de maniobras e irregularidades llevadas a cabo para intentar evadir responsabilidades de los involucrados.

Como se ha informado abundantemente, el principal responsable del triple crimen sería el coronel Benjamín Núñez, jefe operativo del Comando de la Policía en Sucre, y el cual está prófugo de la justicia.

A pesar del acopio de pruebas que existen en ese sentido contra el alto mando policial, según un informe de la revista Semana publicada este sábado, desde que comenzaron los señalamientos contra el oficial se inició también una cadena de hechos para tratar de desvirtuar y ocultar pruebas.

Por ejemplo, señala la publicación, la declaración del coronel Núñez fue tomada por delegados de la inspección de la Policía en Sucre, antes de que se hiciera una asignación especial desde Bogotá.

Y para completar, la declaración recibida no tiene audio, es decir, está muda, no se escucha el día o la hora de la diligencia, y mucho menos la versión del oficial.

Ese documento lo firma un intendente que hace las preguntas, pero no lo firma el coronel como sujeto declarante. 

Este video insonoro se realizó el 30 de julio.

Al video mudo con la declaración del coronel Benjamín Núñez se suman otros elementos de esa cadena de irregularidades que investiga la Fiscalía. 

Están los informes rendidos por el patrullero Uber Guillermo Mieles y la subteniente María Camila Buriticá, que en criterio de la Fiscalía se redactaron con información errada, y además fueron entregados dos días después de los hechos. En ese momento, tras la gravedad del caso, debieron presentarse el mismo día.

El patrullero Mieles escribió en su informe que los jóvenes iban gravemente heridos y que por esa razón se solicitó apoyo.

En tanto la subteniente Buriticá lo confirmó en su informe al advertir que llegó a respaldar la patrulla de infancia y adolescencia que interceptó a los supuestos asesinos de un policía, quien requería su traslado a un hospital.

Las versiones se convirtieron, en el caso del patrullero, en una imputación por el delito de falsedad en documento público.

En la mentirosa reconstrucción de los hechos, afirma Semana, hay otra irregularidad y fue expuesta en las audiencias de imputación de cargos contra los diez policías capturados.

La camioneta en la que, al parecer, fueron acribillados los jóvenes tenía rastros de disparos de un patrullero, Jesús María Bolaños, quien se encargó de taparlos con la ayuda de un latonero.

El mismo uniformado aseguró ante la inspección de la Policía que la camioneta no tenía impactos de bala en el platón. 

Días después cambió su versión: “Me preguntaron si la camioneta tenía impactos, eso es lo que quiero aclarar, a simple vista no se veía impactos, yo la dejé a disposición de la Fiscalía…”.

El patrullero advierte de una irregularidad, dice que, tras lavar el vehículo, descubrió unos agujeros.

“Me dicen, patru, atrás hubo disparos, yo quedé con la duda, lavo la camioneta a presión y miro a simple vista y en el platón no se ven impactos… pero me agacho y veo un impacto”, dijo el uniformado.

El comandante sabía

La revista Semana dice también que “obtuvo una reveladora declaración de quien fue el comandante de Policía en Sucre”, coronel Carlos Andrés Correa.

Este es el mismo oficial que el pasado 25 de julio salió a los medios a explicar que, tras un enfrentamiento, fueron dados de baja tres presuntos integrantes del ‘Clan del Golfo’, responsables del asesinato de un patrullero, con apenas un mes de servicio, en el municipio de Sampués.

En su testimonio, que quedó grabado en video y este sí con sonido, el coronel Correa hace una grave advertencia. 

Aseguró que fue informado de la captura de tres sospechosos y que en el sitio estaban más de 100 policías agrediendo a los capturados, lo que confirma la hipótesis de la Fiscalía: a los jóvenes los torturaron antes de asesinarlos

El oficial explicó por qué se atrevió a decir que los jóvenes capturados eran presuntos integrantes del ‘Clan del Golfo’. 

Aseguró que esa fue la información que recibió de los policías que participaron del operativo y solo volvió a hablar con ellos días después, cuando le contaron que una patrullera involucrada en el caso se pensaba quitar la vida. Se quería suicidar.

“Una de las muchachas estaba muy preocupada con la situación, tanto así que se quería disparar. Inmediatamente me entero de la situación. Llego a hablar con ella, llevo al sacerdote, a la trabajadora social y nos sentamos a hablar con ella y le decimos: ‘Usted no tiene por qué hacer eso, si usted tiene alguna situación, por favor dígalo. Usted no tiene por qué cargar esta culpa’”, señaló el coronel Correa.

La investigación con base en la necropsia también ha logrado concluir, que la muerte no solo fue violenta, sino que tuvo un “claro intento de causar sufrimiento en las víctimas”.

La conclusión es aparentemente clara para las autoridades: se trató de un montaje fallido en el cual, incluso, la que sería la prueba reina, la declaración del coronel Núñez, quedó, al parecer, sin sonido.

Queda también pendiente por determinar el grado de responsabilidad de los otros policías que participaron en este triste episodio que revivió los llamados “falsos positivos”.

Los tres jóvenes asesinados han sido identificados como Jesús David Díaz, Carlos Alberto Ibáñez y José Carlos Arévalo.

Murieron al ser confundidos con miembros del ‘Clan del Golfo’ que habían asesinado a un policía en Sampués, Sucre, dentro del criminal ‘Plan Pistola’.

 

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