Según el mandatario, la capital podría enfrentar mayores restricciones en la construcción de nuevas viviendas.
La crisis hídrica en Bogotá sigue empeorando, afectando no solo la disponibilidad de agua, sino también el panorama urbanístico de la capital. Los embalses del sistema Chingaza se encuentran en niveles críticamente bajos, y el alcalde Carlos Fernando Galán ha endurecido las medidas para reducir el consumo de agua en la ciudad. Entre las restricciones más recientes, se incluyen la prohibición de lavar pisos y fachadas con agua potable, y la aplicación de multas para quienes excedan los límites de consumo.
Galán advirtió que el Día Cero, es decir, el momento en que los niveles del sistema Chingaza lleguen al 36 % de su capacidad, está cada vez más cerca. «Si esto llega a ocurrir, tendremos que tomar medidas aún más restrictivas para evitar el colapso del sistema hídrico», afirmó el alcalde, subrayando la gravedad de la situación.
Ante este panorama, el presidente Gustavo Petro intervino a través de su cuenta de X (anteriormente Twitter), proponiendo soluciones de largo plazo para enfrentar la crisis climática y su impacto en Bogotá. Petro sugirió que una de las principales medidas sería desestimular la expansión urbanística en la ciudad, señalando que la sobrecarga poblacional es uno de los factores clave detrás del sobreconsumo de agua en la capital.
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En sus declaraciones, Petro no solo se refirió a la crisis hídrica de Bogotá, sino que también señaló eventos similares en América del Sur, como la sequía del río Paraguay y el descenso alarmante del río Amazonas, que han dejado a millones de personas sin acceso al agua potable. «Nos enfrentamos a la primera fase de la crisis climática, bordeando los puntos de no retorno», advirtió el presidente.
¿Qué pasará con la expansión urbana?
La advertencia de Petro sobre la expansión urbanística plantea un escenario preocupante para quienes buscan adquirir vivienda en Bogotá. Según el mandatario, la capital podría enfrentar mayores restricciones en la construcción de nuevas viviendas, lo que complicaría aún más el acceso a propiedades en una ciudad ya saturada.
Además, Petro propuso una serie de acciones para mitigar la crisis a corto plazo, que incluyen sistemas de recolección de aguas lluvias y la movilización de organizaciones ciudadanas para colaborar en el uso eficiente del agua. «Si logramos una alianza entre los ciudadanos, las asociaciones de edificios y los gobiernos, podemos mejorar los niveles del embalse de Chingaza durante esta temporada de lluvias», aseguró Petro.
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Mientras tanto, miles de ciudadanos enfrentan la incertidumbre no solo del suministro de agua, sino también del impacto que esta crisis podría tener en el mercado inmobiliario. Las restricciones a la expansión urbanística podrían ralentizar el desarrollo de nuevas viviendas, dificultando aún más el acceso a una propiedad en Bogotá.
La capital se encuentra en una encrucijada, donde la planificación urbana, la gestión hídrica y la participación ciudadana serán clave para superar una de las peores crisis de los últimos años.