Carlos Galán había propuesto una alternativa para enfrentar la crisis hídrica, pero la medida se habría envolatado.
La crisis hídrica que enfrenta Bogotá en los últimos meses ha llevado al alcalde Carlos Fernando Galán a tomar medidas drásticas para mitigar la falta de agua en la ciudad y en once municipios aledaños.
Una de las principales acciones emprendidas por el Distrito ha sido la implementación de restricciones en el uso del agua potable en diversas localidades de Bogotá y en los municipios que dependen del Sistema Chingaza. Estas restricciones incluyen la limitación en el uso de agua para lavar vehículos y fachadas, acompañadas de sanciones para quienes no cumplan con las normativas de ahorro y control del recurso. La rigurosidad de estas medidas ha generado diversas reacciones entre los ciudadanos.
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Durante una reciente rueda de prensa, Carlos Fernando Galán sorprendió al anunciar que, en conjunto con la Corporación Autónoma Regional (CAR), se está evaluando la posibilidad de extraer agua subterránea como una alternativa para enfrentar la crisis hídrica. Según explicó el alcalde, esta propuesta se encuentra en fase de estudio técnico y ambiental, y podría representar una fuente adicional para abastecer la ciudad.
«Recibimos en junio una delegación del Banco Mundial, que incluyó a expertos que gestionaron la crisis del agua en Ciudad del Cabo. Estamos trabajando con ellos en posibles soluciones. Una de las alternativas es explorar la extracción de agua subterránea para Bogotá y la región», señaló Galán.
Aunque la opción de utilizar agua subterránea parece prometedora, Galán advirtió que este proceso sería costoso. El alcalde enfatizó que, si bien la extracción de agua subterránea es una alternativa en estudio, no garantiza la solución definitiva a la crisis hídrica. Uno de los principales puntos de debate es el costo de este proceso, que según el mandatario, es relativamente bajo debido a una regulación nacional, no por una decisión local.
Galán explicó que una modificación en la reglamentación en 2017 disminuyó drásticamente los costos de extracción de agua subterránea. A pesar de ello, el alcalde señaló que presentó un proyecto al Ministerio de Ambiente para evaluar si se debería cobrar más a las concesiones que actualmente tienen control sobre el agua subterránea. Además, mencionó que el tratamiento del agua subterránea es costoso, lo que refuerza la necesidad de aumentar su precio.
«El agua subterránea no es potable de inmediato; requiere un tratamiento que incrementa su costo. Tratar el agua de Chingaza o del río Bogotá es más barato que el proceso necesario para el agua subterránea», aclaró Galán.
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Según el alcalde, Bogotá cuenta con tres niveles de acuíferos. El primero, el acuífero somero, prácticamente no se utiliza. En el segundo nivel, conocido como el Cuaternario, existen 64 concesiones activas que pagan muy poco por la extracción del agua. Finalmente, el tercer nivel, el acuífero de Guadalupe, es de donde el Distrito planea obtener agua para mitigar la crisis en la ciudad.
Este panorama plantea un desafío significativo para la administración distrital, que busca equilibrar el suministro de agua con los costos económicos y ambientales que implica la extracción y tratamiento del agua subterránea.
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