Yoko es el único chimpancé que está en cautiverio en Colombia; su soledad riñe con su condición de gregario y lo expone a un deterioro de su salud física y mental. El homínido está en el Bioparque Ukumarí a la espera de reunirse con los de su especie, en Sao Paulo, Brasil.
Pereira, noviembre de 2024. Sorocaba es un municipio que dista 1 hora y 15 minutos de Sao Paulo, Brasil, y es el lugar en donde el microbiólogo Pedro Ynterian posee un refugio para diferentes animales, entre ellos 50 chimpancés, que podrían ser los nuevos compañeros de vida de Yoko, el único primate que hay en cautiverio en Colombia y por el cual el gobernador de Risaralda abogó en la COP16, en Cali.
“Yo sé que aquí en Risaralda somos ambientalistas; generamos un llamado a la doctora Susana Muhamad, ministra de Ambiente, para que se aceleraran los permisos de traslado de nuestro chimpancé Yoko a un santuario de fauna en Brasil”, explicó el mandatario de los risaraldenses Juan Diego Patiño.
Yoko tiene aproximadamente 40 años; está en el bioparque Ukumarí, luego de haber sido rescatado de sus dueños mafiosos que lo criaron con las costumbres de un humano para satisfacer sus excentricidades, sin dimensionar el daño que le hacían y que ahora las autoridades ambientales y el gobernador de Risaralda quieren resarcir, con el traslado de este homínido al santuario paulista.
La petición del gobernador al alto gobierno busca que Colombia expida el certificado CITE (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre), un documento que le da legalidad al traslado internacional de este animal y que busca “asegurar que la fauna y la flora sometidas a comercio internacional no se exploten de manera insostenible, es decir, que su comercio no sea perjudicial para la supervivencia de esas especies en el medio silvestre”, anota el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia.
“Esto lo hacemos con mucho respeto, pero también entendiendo que si Yoko es trasladado al santuario de fauna va a compartir con muchos de los chimpancés, va a tener una larga vida y haría que Colombia – por primera vez en la historia – estuviera libre de simios en cautiverio”, anotó el gobernador de Risaralda, haciendo eco de las mismas palabras que utilizó en la COP16 para generar conciencia ambientalista.
Evidentemente, los chimpancés son gregarios; se mueven en manadas, precisan de la compañía de sus iguales, y en el concepto del acaudalado propietario del santuario en Brasil y experto en primates, Pedro Ynterian, los chimpancés son “humanos primitivos”, lo que ratifica su necesidad de vivir en sociedad. Yoko ha crecido prácticamente al margen de su especie desde cuando sus dueños lo vestían, le ponían zapatos, pañales, le enseñaron a tomar café y gaseosa y a consumir dulces y comidas para humanos.
Tras ser rescatado llegó al zoológico Matecaña y luego al Biopaque Ukumarí; su estilo de vida humano impidió que pudiera convivir en el mismo hábitat con Chita (45 años) y Pancho (29); desde su propio espacio veía de lejos a sus pares para que, de alguna manera, tuviera relación con su especie. Desde julio del año pasado (2023), tras el trágico fin de los otros dos primates, Yoko se quedó solo y se convirtió, de paso, en el único simio en cautiverio en el país. Las autoridades buscan que tras la reubicación en el exterior de este chimpancé, Colombia sea el único país del continente que se declare libre de grandes simios en cautiverio.
“Este es un tema de conservación importante; es más, es un tema de calidad de vida para un animal que puede tener mejores condiciones allí en Brasil, y por eso hicimos este llamado respetuoso dentro del marco de la COP16 y la conservación de la biodiversidad de nuestro territorio”, puntualizó el gobernador Juan Diego Patiño Ochoa.