Violento enfrentamiento de bandas delincuenciales desde la cárcel desata crisis de inseguridad en el Quindío

Los temidos delincuentes ‘Nené’ y ‘Arañín’ siembran terror y manejan el crimen en la región, desafiando las medidas del sistema penitenciario colombiano.

En el Quindío, la violencia y el crimen están alcanzando niveles preocupantes debido a la acción despiadada de bandas delincuenciales lideradas por criminales encarcelados. 

Entre los cabecillas más temidos se encuentran José Albeiro Hoyos Gonzáles, conocido con el alias de ‘Nené’, y Orley de Jesús Ibarra Arévalo, alias ‘Arañín’. Ambos, desde sus celdas en prisiones de máxima seguridad de Colombia, siguen dando órdenes para controlar el microtráfico y cometer delitos violentos en los municipios de Montenegro, Circasia, Calarcá y Armenia.

Estos dos peligrosos criminales lideran organizaciones conocidas como ‘Los Killer’, ‘Los Chukys’ o ‘Los Ogros’ en el caso de ‘Nené’, y ‘La Secreta’ en el caso de ‘Arañín’. Además, este último tiene una alianza con el líder de ‘Los Ibéricos’, Jhon Jairo Escudero Arroyave, alias ‘Raúl’, quien mantiene una sangrienta guerra desde la prisión con “Nené”.

Este último, al parecer, sostuvo también una guerra con una banda de venezolanos quienes se hacían conocer como “Los Insoportables”, con quienes se disputaron la venta de estupefacientes en Montenegro. 

Esta violenta guerra entre estos grupos ha dejado un saldo devastador, con decenas de personas asesinadas, en su mayoría jóvenes que no alcanzan a cumplir los 27 años; incluyendo la trágica masacre que se registró en el barrio La Esmeralda de Circasia en abril de 2021, donde cuatro personas perdieron la vida y tres resultaron heridas, incluyendo una menor de edad. 

Estos delincuentes, a pesar de estar tras las rejas, continúan coordinando extorsiones, asesinatos y otros actos delictivos utilizando teléfonos celulares desde sus celdas. A pesar de las medidas que han tomado las autoridades por aislarlos de cualquier contacto externo, incluso trasladándolos a diferentes prisiones, estos sujetos siguen encontrando la forma de mantener sus operaciones delictivas.

El grupo delincuencial organizado ‘Los Ogros’, liderado por ‘Nené’,quien se encuentra recluído en la cárcel de máxima seguridad de Cómbita, en Boyacá, ha expandido su influencia en varios municipios de la región, como Montenegro, Armenia, Quimbaya, Calarcá y La Tebaida. A pesar de que se han esclarecido algunos de sus homicidios, la banda continúa perpetrando asesinatos, extorsiones y desapariciones forzadas.

El terror que infunden estas organizaciones se manifiesta en atentados recientes contra comercios locales. En dos incidentes separados, extorsionistas intentaron detonar artefactos explosivos cerca de un empresario rural y dispararon contra un restaurante en Montenegro el pasado miércoles 21 de junio. Ambos actos buscaban amedrentar a las víctimas, exigiendo grandes sumas de dinero para evitar más violencia.

Además, se ha descubierto la existencia de siniestras “Casas de Pique” en el sector de La 18 en Montenegro, donde la situación es tan compleja que hasta se le tiene prohibida la entrada a funcionarios de la alcaldía  y del hospital Roberto Quintero Villa. En este sector, barrio Pablo Sexto, además de esconder estupefacientes y sicarios, se sospecha se han cometido decenas de asesinatos y desmembramientos de víctimas, donde algunos de los cuerpos han sido arrojados al río Roble para ocultarlos y otros tal vez nunca aparezcan. Este río, además, se presume que es utilizado como corredor para el comercio de drogas, ya que comunica a los delincuentes con zonas estratégicas como los barrios La Isabela Baja y El Golfo. 

El accionar de estas bandas delictivas ha sido posible en parte debido a la inacción de las autoridades locales y a la fragilidad del sistema carcelario colombiano. A pesar de los esfuerzos para desarticular sus bandas, la violencia y el control del territorio continúan siendo un grave problema en el Quindío.

La comunidad del departamento se encuentra consternada y exige a las autoridades medidas contundentes para frenar la ola de violencia. Se requiere una acción coordinada entre el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario -Inpec-, el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Justicia, para implementar estrategias que restrinjan la capacidad de los criminales para comunicarse desde la cárcel y para prevenir su influencia en el exterior.

Es urgente que se brinde a la población del Quindío una sensación de seguridad y protección, así como la garantía de que las autoridades harán todo lo posible para controlar a estos peligrosos delincuentes y devolver la paz a la región. Solo con un esfuerzo conjunto y una acción decidida se podrá enfrentar esta crisis de seguridad y restablecer la tranquilidad en el corazón del Quindío.