Libaniel Marulanda
El bolero, que fue definido de manera brillante por el musicólogo y tabernero César Pagano como el género corruptor de mayores, ha tenido su temática comprometida con el romanticismo, el amor, el desamor y la retórica que enciende la pasión.
En la otra acera, El tango, ante todo, es un género que recrea el drama social del ser humano que, en uno y otro caso gira y se debate en derredor de los dos idénticos polos del sentimiento: amor y desamor; igual que en el bolero.
El bolero es dulzarrón y sabe a beso; el tango es amargo, severo y sabe a despedida de estación.
Los dos géneros hunden sus raíces en Cuba en las postrimerías del siglo diecinueve y por eso no es coincidencia que un tango pueda vestirse de bolero o un bolero acoplarse al dos por cuatro tanguero. Prueba irrefutable, en la órbita del gusto popular latino, es el cancionero del gran Felipe Pirela. Tanto que, incluso, existen versiones en bolero en su voz que hacen tambalear en serio las creaciones originales en ritmo de tango. Vayan tres ejemplos: Por la vuelta, Desencanto y Tristeza marina, que en su momento grabó el bolerista venezolano con la orquesta Billo’s Caracas Boys.
Todas las reflexiones anteriores le calzan como zapatilla de Cenicienta al evento que en Calarcá está programado para este sábado, desde temprano en la noche, en un sitio que reúne lo edénico que tiene la vecindad del Mariposario, la amplitud en sus instalaciones y, desde luego, la posibilidad de ver nuestra agrupación, Los Muchachos de Antes, con la presencia escénica del reconocido cantor de tango, Hernán Jairez, quien es además un consumado maestro en la ejecución del bajo. También, la participación de la cantante Mónica Ródez, una novel figura del tango y el bolero, quien se encuentra en la plena epifanía de su encuentro con los dos géneros. Y claro, este viejo y empecinado servidor con el acordeón.
El sitio donde estaremos este sábado se llama Amore Mio y ubicarlo es muy fácil: está enseguida del Mariposario de Calarcá, sobre el mismo lado. Dicho en otros términos: en el kilómetro 3 de la vía al Valle.
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