Esta fotografía habla de la falta de cultura en Armenia. Y lo peor, promovida por el gobierno municipal en su afán de promover las fiestas de la ciudad a través de la ingesta de bebidas embriagantes. Una ofensa a la historia de la ciudad, al artista autor de la obra, el maestro Duván López, y a la memoria colectiva de los fundadores de Armenia.
Ubicar una propaganda de una botella de aguardiente, como esta, en uno de los monumentos simbólicos de Armenia, es un irrespeto y una afrenta a la tradición y la historia de la ciudad. Este monumento, denominado La Casa Quindiana, ubicado en la rotonda de Bomberos, sobre la avenida 19 de enero, representa las antiguas viviendas con balcón y chambranas construidas por nuestros colonizadores, en la fundación de Armenia y otros pueblos del Quindío.
Lo más preocupante es que esta ofensa, este irrespeto a la memoria de la ciudad tiene la autorización de la administración municipal, o, por lo menos de la oficina de Planeación y la dirección de Corpocultura. ¡No hay derecho!
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