El 25 de enero de 1999 será la fecha que el país entero recordará por siempre y aquella que marcó la historia de los quindianos. El 2022 no será la excepción, pues luego de 23 años muchos, a lo mejor sentirán el fuerte temblor, el sonido de los platos rotos, el crujido de las paredes y nunca olvidarán la novela de Padres e Hijos que presentaban luego de las noticias, y que por supuesto, acompañó el terremoto de la 1:19 de la tarde.
Dicen los reportes que, en tan solo 30 segundos, de Armenia solo quedaron escombros y ruinas. El histórico desastre acabó con la vida de 1.185 personas, dejó 8.523 heridos y cerca de 600 desaparecidos.
Las personas dicen que no se trató solo de unos cuantos segundos de angustia, pues hacia las 5:40 de la tarde ocurrió una réplica de 5,4 grados de magnitud, que hizo que muchas edificaciones que quedaron seriamente afectadas se desplomaran. El momento fue igual o peor al de la 1:19 de la tarde, pues fue este temblor el que causó el mayor número de muertos, ya que muchas personas se encontraban dentro de los escombros tratando de salvar sus pertenencias.
Las imágenes que han permanecido por años evidencian que el 75% de las edificaciones de la ciudad sufrieron daños y más de 200 mil personas resultaron afectadas en la región tras el incidente.
Anécdotas hay demasiadas, cada sobreviviente tiene una historia para contar. Muchos recuerdan las frases y grafitis que escribieron entre las ruinas, unos cuantos hablan de sonidos, olores y sabores; otros lastimosamente relatan cómo perdieron a sus seres queridos o cómo sus casas y el esfuerzo de tantos años se desplomó en segundos.
Frente a la catástrofe, el país entero se solidarizó con los damnificados. Sin embargo, se presentaron graves pérdidas económicas en la región, debido a las fallas en infraestructura en fábricas, entidades y fincas, y además un agravante, el aumento incontrolable del vandalismo que se registró en los días posteriores a la tragedia y afectó las zonas comerciales.
Para la reconstrucción de los municipios afectados, el gobierno destinó una suma cercana a los 1,6 billones de pesos, que fueron administrados por el Fondo de Reconstrucción y el Desarrollo Social del Eje Cafetero, FOREC; y aunque sobre estos programas todavía existen muchas dudas, las ganas de salir adelante, el valor y la fuerza del pueblo quindiano hizo que con los años la ciudad lograra recuperarse por completo en términos de infraestructura.
A lo mejor, esta fue otra razón más para que fuera llamada “Ciudad Milagro”, porque aún en medio de la peor tragedia de su historia, hoy, es una ciudad que sigue creciendo y llevando con orgullo su nombre.
Los momentos de angustia que se vivieron hace 23 años, no son solo momentos, pues fueron segundos, días, meses y hasta años de impacto, tanto, que al día de hoy un temblor que se siente en el Quindío hace que muchos retrocedan y recuerden la inolvidable fecha del 99.
La historia del terremoto permanecerá y estará vigente en las futuras generaciones, pues el relato no solo lo conocen los que vivieron la tragedia sino aquellos que eran niños y solo recuerdan la angustia de sus padres y a una ciudad colapsada, también los recién nacidos que sentimos de alguna manera como nuestros padres nos tomaban fuertemente en sus brazos; el cuento se lo saben también los que estaban en la barriga de sus mamás y los que vinieron después. Así será por siempre, este relato será recordado en honor de aquellos perdieron su vida y también, de los que sobrevivieron y se levantaron entre las cenizas.
¡Somos el Milagro del 99!