Alejandro Rodríguez hizo una huelga de hambre, y por estar en una lucha contra el Estado, después de que unos canallas acribillaran a su hijo, no ha podido vivir su duelo. No le pasa bocado; solo se nutre de recuerdos, de esas memorias que algún día se fundirán en la nada.
Es veedor ciudadano, dirige su mirada hacia las cloacas de la corrupción, convive con las ratas, a las que les sigue los pasos para atraparlas. Hace unos días, me mostró un mapa documentado sobre una de ellas: “Cuando deje su actual cargo, hago público todo lo que ha hecho”, me dijo. Mínimo cuando a la rata la aplaste la trampa que ella misma construyó, dirá que Alejandro es un hijueputa, pero no lo es; es un gato cazador.
Pocos días después de que mataran a su hijo inocente; me dijo que en el momento del ataque su hijo estaba sentado donde él acostumbraba sentarse con Manchas, su gata. Fijo que los autores del crimen tendrán 7 años de mala suerte, pero lo que nos interesa es que tengan muchos años de prisión y que Armenia tenga algunos, por lo menos algunos, años de tranquilidad, paz y progreso.
Alejandro hizo una huelga de hambre frente a las instalaciones de la Unidad Nacional de Protección, UNP, a la que acusa de no protegerlo como se debe y de haber desamparado a su familia, aunque el núcleo había sido amenazado y Alejandro había rogado que les asignaran un esquema de seguridad.
Viendo como la UNP maneja la seguridad de los que debería proteger, es más que evidente que se ha deshumanizado; uno más, uno menos, ¡qué más da! La muerte es su pan de cada día y se alimenta de ella. La UNP es una entidad corrupta o por lo menos con muchas manzanas podridas, ¿será que por ello no le interesa proteger a personas como Alejandro?
Hoy la Unidad es noticia nacional por sus escándalos, como el del “narcochofer”, y Alejandro le sigue rogando ayuda: suerte tiene de que Alejandro no la investigue como ha investigado tantos casos en el Quindío. Ya llevo varios días sin verlo y no ha contestado mis llamadas; pero la última vez que hablé con él, lo vi irse entre el humo y metralla, contento y desnudo: iba matando canallas con su cañón de futuro.
Opinión por Finito
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