Jaime
nació en Barrancaber-meja, pero desde muy niño su familia se radicó en Antioquia. /FOTOS: JULIO CÉSAR HERRERA
Jaime Sierra tiene 62 años, pero por su estilo jovial, no los aparenta. A los 2 años le dio meningitis, que le ocasionó discapacidad cognitiva, pero la vida lo premió con una inteligencia artística y a raíz de su condición, la ha desarrollado en un nivel superior.
Con su manos y creatividad ha hecho del arte su lenguaje universal y la forma más efectiva para comunicarse. Y es que no hace falta pronunciar palabra para entender lo que este pintor quiere plasmar en cada trazo con sus cuadros, que en su mayoría son paisajes y transmiten buena vibra. Por eso logró estudiar hasta segundo de bachillerato e hizo 5 años de pintura en la Escuela de arte Eladio Vélez, en Itagüí.
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Su trazos, o mejor dicho sus puntos (combina las técnicas del paisajismo y el puntillismo), son inspiración de los paseos que hace con su familia y de la dinámica de leer todos los días periódicos, para plasmar las fotos de paisajes que allí ve, como nos contó su hermana María Isabel Sierra, en una visita en la sala de su casa en Sabaneta.
@lasobrasdejimmy3 es la cuenta de Instagram de Jaime para ver un poco más de sus obras.
“La sociedad aún tiene discriminación, a veces lo atormentan, lo estigmatiza, le friegan la vida, pero nosotros le decimos: Jaime, ¿vos sos eso? ¡No! Tu tienes una inteligencia artística y él lo acepta, aunque a veces sale el tema, que el del parqueadero le dijo tal cosa o así, pero le decimos que no les pare bolas, porque él es bueno y muy inteligente”, narró María Isabel, mientras Jaime escuchaba un poco ansioso y hasta interrumpió para preguntar por lo que más le causaba emoción: que llegara el fotógrafo de Q’HUBO a retratarlo con su arte.
Otra de sus hermanas, Beatriz, hizo énfasis llena de emoción y con los ojos encharcados en algo que Jaime cuestiona constantemente: “A él le inquieta mucho que le digan que es especial, pero yo le digo que cada ser humano es especial”.
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Y aunque Jaime es silencioso, sí se aseguró de dejarnos algo muy claro cuando le preguntamos por sus sueños en la pintura: “Llegar lejos, progresar más y seguir pintando hasta que muera”.
Por eso tiene la ilusión de vender sus cuadros, los cuales siempre ha comercializado con el voz a voz de las personas allegadas a la familia. Él mismo les pone precio y el más económico puede costar $ 80.000, mientras los más grandes tienen un valor promedio de $ 240.000.
312 832 44 04 es el número al cual se puede contactar si desea adquirir una de las obras de Jaime.
Jaime es muy piloso con sus finanzas y no se deja engañar por los malintencionados: “Mis papás le promovieron el desarrollo de su autonomía, entonces él hace los mandados, conoce un poco de dinero, no se deja tumbar de la gente y reclama”, concluyó María Isabel.
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