Con este proceso se le devuelve a la naturaleza parte de los recursos como el espacio que se adecúa para la disposición final de residuos.
En el relleno sanitario La Glorita se cumplen varios procesos además de la operación general de disposición final de residuos ordinarios provenientes de Pereira y 24 municipios más de Risaralda, Caldas, Quindío y Norte del Valle.
Uno de ellos, es el proceso de transformación de los vasos clausurados. Es decir, aquellos espacios que ya cumplieron su capacidad para recibir y compactar los residuos ordinarios y que deben ser cerrados.
“Estos vasos llevan una cobertura de tierra de aproximadamente 20 centímetros, y a su vez se empieza a sembrar césped y especies arbustivas que hagan el aporte al suelo de los nutrientes esenciales (nitrógeno, fósforo y potasio).
Aparte de esta vegetación, que también va a contribuir al amarre del suelo, se genera un paisajismo que cambia radicalmente la imagen y el ambiente de este lugar”, explicó Rhey Mosquera, interventor de disposición final.
Mosquera agregó que en este lugar también se ha identificado la incursión natural de especies de animales como armadillos, iguanas, monos capuchinos, monos aulladores, osos hormigueros, que demuestran como bioindicador el buen manejo que se realiza en el relleno sanitario La Glorita a los vasos clausurados.
2.600 plántulas han sido sembradas en estos vasos como varita de san José, botón morado, camarones, entre otros.