Estas tierras antioqueñas de pujanza y perrenque vieron nacer a uno de los artistas más grandes del planeta: Fernando Botero, el inconfundible de la técnica en volumen se convirtió en el símbolo más importante de los paisas que lo recuerdan con orgullo al cumplirse un año de su muerte.
Acompañó momentos difíciles como la década de los 80 o 90 en los que Medellín vivió la crudeza del conflicto, pero botero siempre encontró en su arte la manera de contar la realidad social de un país, más allá de sus malos momentos.
Sus piezas son aclamadas en el mundo, en todas partes lo reconocen, siete décadas de carrera así lo acreditan y eso más que un orgullo, es un honor para la región y el país. Sus obras están en América, Europa y Asia.