En las entrañas del histórico Templo de San Francisco en Popayán, reposan en paz dos figuras que han desafiado el paso del tiempo por más de un siglo
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La ciudad blanca de Popayán alberga una historia de tradición que pocos conocen, junto con las momias del histórico Templo de San Francisco y una gran decoración en sus retablos y altares.
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Popayán es una ciudad colmada de encanto, belleza arquitectónica y riqueza gastronómica. El municipio ubicado en el valle de Pubenza entre las cordilleras Occidental y Central al suroccidente del país, cuenta con un clima templado, lo que la hace un destino ideal para disfrutar de unas vacaciones
La mezcla de historia y religiosidad que caracteriza a Popayán puede apreciarse en edificaciones como la iglesia de San Francisco. Allí se esconde una historia misteriosa que pocos conocen y son las momias que habitan debajo.
Momias de Popayan
Este santuario, erigido con majestuosidad neoclásica en 1775, no solo es un testamento arquitectónico, sino un guardián de secretos enterrados en sus antiguos muros.
La imponente presencia de esta iglesia, adornada con una campana fundida en oro de cinco arrobas, ha sido testigo de innumerables eventos a lo largo de los años. Sin embargo, pocos conocen la historia detrás de sus inhabituales ocupantes: dos franciscanos cuyas contribuciones marcaron la huella arquitectónica de la región.
Fray Serafín Barbetti, reconocido arquitecto italiano, dejó su legado en las calles de Popayán a través de obras emblemáticas como el Puente del Humilladero.
Su figura, conservada en un estado de misteriosa inmovilidad, nos recuerda su influencia en el desarrollo urbanístico de la ciudad.
A su lado descansa Fray Simón Schenher, quien con su destreza constructiva dejó su impronta en el viejo Puente del Río Cauca y en la reconstrucción del Templo de la Compañía de Jesús, hoy conocido como Templo de San José.
Sus manos, ahora inerte en la eternidad, forjaron la identidad arquitectónica de Popayán.
El Templo de San Francisco, que sufrió los estragos del terremoto de 1983, guarda en su pequeño museo anexo la historia viva de estos dos personajes, cuyas vidas se entrelazan con la riqueza cultural y arquitectónica de la región.
Las momias de Fray Serafín Barbetti y Fray Simón Schenher no solo son reliquias del pasado, sino testigos silenciosos de la grandeza y el misterio que envuelven a Popayán, una ciudad donde la historia cobra vida en cada piedra y en cada gesto eternizado en el tiempo.