En China, la apertura de fronteras supuso un cambio radical en las conexiones internacionales, pero persisten desafíos.
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Hace exactamente un año, China anunciaba el fin de su política de ‘cero COVID’, poniendo fin a casi tres años de aislamiento.
La medida supuso un cambio radical en la dinámica global, marcando el retorno gradual del gigante asiático al escenario internacional.
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Sin embargo, los efectos del largo periodo de restricciones y cuarentenas obligatorias aún se hacen sentir.
La escasez de conexiones aéreas con la segunda economía del mundo generó un aumento exponencial en los precios de los billetes, alcanzando cifras de miles de euros por unidad.
Esta situación, combinada con obstáculos burocráticos y sanitarios, resultó en la separación prolongada de numerosas familias chinas e internacionales, que permanecieron años sin poder reunirse.
«El anuncio esperado»
La retirada de las cuarentenas obligatorias en enero del año pasado fue recibida con entusiasmo por aquellos que estaban varados fuera de China.
Antes de la pandemia, las conexiones aéreas internacionales de China alcanzaron los 139 millones en 2019.
Sin embargo, en 2021 se redujeron drásticamente en un 97%, y en 2022, a 3.6 millones, según datos de la Administración de Aviación Civil de China (CACC). Esto generó una escasez de vuelos que elevó significativamente los costos de los billetes.
«Recuperación y cambios de vida»
La apertura de fronteras no solo significó la reanudación de la actividad diplomática, sino también la posibilidad para muchos de reunirse con sus seres queridos después de largos periodos de separación. Enrique, un español que trabajaba en China al comienzo de la pandemia, describe la apertura como el regreso a la normalidad, pero también como un cambio total en su vida, que incluyó la pérdida de su trabajo en Pekín y el inicio de una nueva etapa en España.
A pesar de la apertura, las cifras de tráfico internacional aún no alcanzan los niveles pre-pandémicos. Las aerolíneas transportaron a 3.5 millones de pasajeros en noviembre de 2023, un 53.3% del volumen registrado en noviembre de 2019.
Además, la sensación de vacío internacional en Pekín persiste, según testimonios de residentes extranjeros.
Con la economía china enfrentando una desaceleración pospandémica, el gobierno implementó medidas para impulsar el turismo extranjero.
Estas incluyen la simplificación de solicitudes de visados, el aumento de rutas aéreas y mejoras en el acceso a sistemas de pago electrónicos.
La eliminación del requisito de visado para ciudadanos de ciertos países a partir de 2024 busca reactivar el turismo extranjero.
Aunque se observa una gradual recuperación en las conexiones internacionales, algunos afectados por el cierre de fronteras han reconstruido sus vidas en otros lugares y no planean regresar a China a corto plazo.
El país, mientras busca reactivar su presencia global, aún enfrenta desafíos para recuperar completamente su posición en el escenario internacional.
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La política de “COVID cero” del régimen ya ha afectado a 160 millones de personas este año y supuso un coste de 2.680 millones de dólares pic.twitter.com/hlMY8GMd5V— Ricardo Robaina (@_NOALCOMUNISMO) May 10, 2022
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