jueves, noviembre 28, 2024

Se robó un pollo asado «para comer» con su hijo, un niño, y terminó condenada a 13 años de cárcel en Colombia

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La historia de Sandra del Pilar ha generado indignación, la mujer contó desde el Buen Pastor, que ya ha pagado 4 de los casi 14 años a los que fue condenada, por robarse un pollo asado, aunque el delito imputado fue «utilización de menores de edad para cometer delitos».

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Sandra del Pilar le contó a City Noticias que fue la condena que le fue impuesta «es injusta», casi 14 años de cárcel de los cuales ya ha pagado 4, por robarse un pollo cuando estaba con su hijo, en ese caso, la Fiscalía le imputó utilización de menores de edad para cometer un delito, hurto.

Este delito está tipificado en el Código Penal colombiano, Artículo 188D.

El que induzca, facilite, utilice, constriña, promueva o instrumentalice a un menor de 18 años a cometer delitos o promueva dicha utilización, constreñimiento, inducción, o participe de cualquier modo en las conductas descritas, incurrirá por este solo hecho, en prisión de diez (10) a diez y veinte (20) años.
El consentimiento dado por el menor de 18 años no constituirá causal de exoneración de la responsabilidad penal.
La pena se aumentará de una tercera parte a la mitad si se trata de menor de 14 años de edad.

Sobre este caso en particular, se desconoce el contenido de la sentencia. Ni más detalles de todo lo ocurrido. Tampoco se sabe cómo ocurrió el robo del pollo asado.

La historia del pollo asado y la condenada

Según la mujer, si se robó el pollo asado para alimentar a su hijo.

En esa época no tenían plata, la llamaron de la escuela que su niño se había desmayado, «yo sabía que se había desmayado por hambre». Fue y lo recojió, y se fue pensando qué podría hacer.

Ese día, decidió meterse a un establecimiento comercial (un almacén de cadena), y comerse un pollo, luego intentó irse del lugar sin pagar, «y los de la vigilancia privada me detuvieron».

Llamaron a la policía.

Tuvo que ir a Paloquemado, donde se inició el proceso en su contra, e incluso, contra su esposo. Unas horas después quedaron en libertad, vinculados al proceso.

Unos meses después, según contó Sandra del Pilar, cuando ya habían logrado reponerse económicamente y tenían un emprendimiento de comida y alimentos, terminaron conducidos a una estación.

Al revisar el SPOA en el sistema, arrojaba que ella y su pareja, tenían una condena a cuestas. No conocían de esa decisión, no sabían cómo había seguido su caso.

Al parecer, no asistieron a audiencias, no los llamaron ni les notificaron la decisión judicial.

Así que desde hace cuatro años; ella está en el Buen Pasto de Bogotá, y su esposo, en La Picota. «Si él sale vivo, es un milagro». Contó que está «muy enfermo».

Ella, da clases en la cárcel a sus compañeros y ha tratado de gestionar que un juez la escuche y se revise su caso.

Su hijo, esa al que alimentó con ese pollo que no pagó, hoy tiene 17 años de edad.

«No pasa un solo día que no luche por mi libertad, porque no es justo que yo esté acá», señala la mujer en la entrevista que le realizó el medio capitalino, y que ha tenido eco en otros medios.

Para muchos, una condena exagerada, un proceso que no se habría cumplido debidamente y un sistema judicial que ha fallado para revisar esas condenas, la de Sandra del Pilar y su esposo.

No tenían antecedentes ni otros problemas judiciales ni penales.

Paradójico, señalan algunos, en un país donde la impunidad en delitos como lesiones personales, homicidios y hurtos, supera el 40%. Y donde la reincidencia de homicidas, ladrones y estafadores, también es alta.

Además señalan, «donde la casa por cárcel si se la dan a los delincuentes de verdad». 

 

 

 

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