El gobierno departamental presentó a consideración de la Asamblea el proyecto de ordenanza por medio del cual se adopta el cambio del escudo del Quindío, creado en 1966 por la señora Solita Lozano de Gómez, esposa del exgobernador Rodrigo Gómez Jaramillo, ya fallecido.
La idea del nuevo escudo es cambiar principalmente el tronco y hacha que hay en la mitad del círculo que los envuelve, y poner allí las montañas del Quindío, donde se distingan claramente, además, dos íconos de la cordillera de los Andes: la Palma de Cera del Quindío y el cerro de Peñas Blancas.
¿Por qué suprimir el tronco y el hacha? Según la exposición de motivos del proyecto, porque ese símbolo representa a Armenia y teniéndolo en el escudo del Quindío se nota como una preferencia entre los doce municipios del departamento. Y segundo, porque es un símbolo desgastado, antiecológico, que denota destrucción y no representa las nuevas generaciones ni lo idearios de conservación ambiental que tiene el mundo moderno.
Se sugiere dejar las ramas de café porque hacen parte de la identidad de la región, como las nuevas connotaciones de la Palma de Cera y el cerro de Peñas Blancas. También se mantienen la fecha de creación del departamento, 1966, y las tres palabras: Joven, Rico, Poderoso. Un cambio menos perceptible sería el del círculo rojo, por una línea punteada.
EL QUINDIANO consultó al historiador Miguel Ángel Rojas Arias, quien dijo que no es lo más recurrente en la historia de las sociedades el cambio de sus símbolos, porque ellos representan su identidad, que se supone es perdurable, duradera. Sin embargo, indicó que los escudos son más universales y perennes cuando sus símbolos no representan lo hecho por el hombre, como en este caso, tumbar la selva, sino que describen la naturaleza misma, aquello que perdura miles de años, como la montaña, los árboles, los animales, los ríos, etc.
Explicó que las montañas del Quindío tienen millones de años y que la formación última se produjo hace unos 15.000 años, con la desglaciación, que generó el sistema orogénico actual, incluyendo valles tan hermosos como el de Cocora y el de Maravélez.
Rojas sugirió incluir un símbolo maravilloso del Quindío, que mucha gente desconoce, un pájaro: El Rey del Quindío, que es archiconocido por los avistadores de aves de casi todo el mundo, pero que en nuestro territorio solo está en el radar de los especialistas. También propuso realizar un debate serio sobre este particular, donde se incluyan miembros de la Academia de Historia del Quindío.