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En el barrio El Jardín, en la Calle 27 entre carreras 31 y 31a se presenta un problema de acumulación de basura en los espacios públicos, donde ha sido imposible evitar que lleguen a dejarles estos desechos, denuncian que en su mayoría son «carretilleros», pero a estos, otros vecinos les han pagado precisamente, para que les boten esas basuras,.
Además la comunidad con apoyo de programas y la empresa de servicio de aseo realizan actividades de limpieza para mejorar el ambiente de la zona, pero al poco tiempo la acumulación se empieza a notar de nuevo.
Es más, cerca a ese punto crítico, se encuentra una institución educativa la cual estudiantes, profesores y demás comunidad se ven afectados por los olores generados por las basuras.
«Alrededor del colegio la gente lo ha cogido de botadero de basura puesto que no hay personas que vivan al rededor y puedan hacer un llamado de atención», señala Carlos Arias, presidente de la JAC barrio El Jardín.
Como consecuencia de este problema son los olores, la proliferación de moscas que afectan a la salud pública de los habitantes y vecinos a esta zona.
Por lo tanto Carlos Arias, señala: «Los carretilleros, recicladores son los que vienen y tiran su basuras y sus escombros», a los cuales les hacen llamados de atención pero lo único que recibe son insultos.
«Le hice un llamado de atención a un habitante y me trató mal, tuve que correr por que empezó a perseguirme», manifiesta Gloria García, habitante de la comunidad.
Llamado de conciencia ambiental
Por consiguiente desde la JAC del barrio El Jardín se hace un llamado a los habitantes a estar mas pendientes y que sean ellos, los que se apoderen de este espacio para tratar de que siempre este limpio.
«El vecino se tiene que empoderar y no dejar que la gente bote sus basuras», es el llamado que se hace para generar conciencia.
Ni las plantas las dejaron…
También en el lugar, la comunidad en colaboración con el Dagma hace un tiempo lograron la donación de plantas para mejorar este sitio, pero «a los días no había plantas».
Ademas el trabajo que se realizó no sirvió de nada puesto que, «la gente no tiene amor propio por su barrio».
«Se sembraron más de 100 matas con el Dagma pero de esas solo queda una», señala una habitante del sector.
Apoyo con programas de recuperación de espacios
Además con apoyo del programa Cali Incluyente se busca mejorar algunos sitios de la ciudad, que trabajan de la mano con las instituciones, JAC y la comunidad para darle manejo a ciertos espacios.
Por lo tanto Richard Cárdenas, señala que «en este programa trabajamos con murales, impactamos zonas verdes, parques, si nos facilitan los espacios nosotros impactamos», y por eso llegaron al barrio El Jardín.
La invitación desde este programa es a que las personas sean incluyentes y se apropien de su ciudad, de su entorno y tratar de ayudar a que la ciudad tenga una mejor cara.
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