Noticias Cali.
La comuna 20, un sector conformado por 14 barrios, donde uno de los principales y más conocidos es Siloé; donde habitan miles de personas en medio de cambios que han ayudado a pacificar algunas de sus esquinas y a ese cambio, siguen apostando grupos de ciudadanos, jóvenes que se han alejado de la violencia para «mostrar otra cara».
Cada mes se hace el recorrido. Este 23 de julio, esperarán a los interesados hasta las 3 pm.
Trepatón a Siloé, Soñadores Siloé y Cali siembra Salud Mental, las tres organizaciones que trabajan en el proyecto ‘Rumbo a la loma’.
Richy Sánchez dice que incluso la misma forma de hacer turismo en esta comunidad, «debe cambiar».
Más allá de la foto y decir estuve en Siloé, la idea es decir: «Conocí Siloé, su historia y sus cambios».
Por eso, con el proyecto ‘Rumbo a la loma’, no cobran los recorridos, «la gente tiene que venir a conocer la historia del barrio para poder llevarse otro concepto. No como el turismo que trajo la Alcaldía, para unos cuantos».
Nació en 1920, cuando se asentaron familias mineras del viejo Caldas, y cuando empezaron a ‘subirse’ quienes no tenían casas, llegaban de otros municipios del Valle y del país.
Han sido unos 30 años de violencia, pobreza, estigmatización y hasta tragedias por las lluvias.
«Siloé ha sido unterritorio violento, es normal que haya temor por la seguridad. Pero viven equivocados, porque ya pasamos el raponazo, el tema del robo, el tema que cojan cuatro o cinco a robar a una persona ya lo pasamos hace 10 años», señaló Sánchez.
Para este tour ‘Rumbo a la loma’, lo que se aconseja es llevar ropa cómoda, hidratación y disposición para conocer la comunidad.
«Aquí la idea es que no cobramos, si alguien quiere invertir en la comunidad que compren en nuestras tiendas, en los negocios que hay acá», pidió.
Richy, una palabra para definir a Siloé:
«Belleza», responde sin dudar.
El tour por Siloé:
Más de las historias de la Escuela de Periodismo Ciudadano entre al medio TuBarco y Compromiso Valle.
En este barrio, todavía falta convivencia, civismo y oportunidades, pero muchos están apostando por el cambio para mejor.
Estas eran minas de carbón, lo fueron por años y sobre ellas, incluso, dentro de ellas, se construyó el barrio.
En los 50 solo eran unas casas, especialmente de los mineros.
Cali, su zona urbana se veía distante. Que solo los separara una avenida (Circunvalar) no era ni un pensamiento. Casas de bahareque, tejas de barro y puertas de madera.
Los niños caminaban descalzos, sus madres y padres trabajaban largas jornadas y se movían en burro o caballo.
Un barrio gigante donde los problemas abundan: pobreza, violencia e incertidumbre, porque «no sé si me muero y no alcance a ver este barrio diferente». Pero donde la esperanza no muere.
Hoy, es parecido, a pie es difícil recorrer el barrio, lo hacen en gran parte en caballos de acero. Aunque algunos, mas adentro, tienen caballos animales.
Allí hay zonas donde difícilmente hay atención estatal.
Sin embargo, hay barrios como Guayabales que se unen los de Lleras Camargo, Brisas de Mayo; llegan de Pueblo Joven, La Torre y ya no hay balas. Hay risas.
Siguen necesitando una escuela en ese punto, hay muchos menores sin estudiar y otros, hacen largos recorridos para cumplir su jornada escolar.
Pero hoy con proyectos como Rumbo a la loma, la comunidad está más abierta a que se le conozca desde sus entrañas.
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