Pacificadores, ampliación de vías, designación de áreas peatonales y bicicarriles han estado en el centro de la polémica movilidad en Cali en los últimos años, se pasó de las materas y ‘armitaches’, a los llamados ‘ospibloques’.
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La administración de Maurice Armitage recibió la polémica por los bicicarriles, con su ampliación, luego empezó la instalación de taches por diferentes zonas de la ciudad, con el fin de «brindarle más espacio a dos actores viales, peatones y ciclistas», ahora, la alcaldía de Jorge Iván Ospina se enfrenta a los ‘ospibloques’.
La instalación de estos «taches» (pacificadores y seperadores viales) generó mucha molestia en los caleños, pues decían que lo que se logró fue «congestionar más la ciudad reduciendo los carriles».
El contrato de $735 millones para la «pacificación» de las vías, establece cuánto costó cada «bolardo» o «tache».
Bordillo traspasable: $69.374 c/u
Bordillo tubular: $151.405 c/u
Asimismo, el diario El País Cali reveló en junio del año 2019, que un contrato establecía la compra de 10.599 bordillos.
Las críticas en ese entonces era por la reducción de las víasy el dinero que se gastó en la compra e instalación de estos.
Pues según el presidente del Concejo de ese periodo, Fernando Tamayo, la Alcaldía no socializó debidamente la instalación de los taches con la ciudadanía.
Muchos de estos elementos terminaron destruidos, arrancadas, deteriorados.
Materas…
Cali ya tenía instaladas materas, en 2017 hubo polémica por las instaladas en el ya derrumbado puente de la calle quinta a la altura de comfenalco.
Esas materas las dejó la administración Armitage, como una apuesta para preservar el espacio peatonal y como un proyecto ornamental. Que la nueva alcaldía, no siguió. Y nadie respondió por lo invertido en ello.
Lo que si hizo la administración de Jorge Iván Ospina, fue la reducción de las vías en un reconocido sector de la ciudad.
Luego del contrato para la compra y la instalación de los taches, el lío fue por la instalación de materas por un valor de aproximadamente $1.600 millones.
Las zonas del barrio San Fernando y parque del perro, donde se intervino con la instalación de estos elementos, para peatonalizar una parte de este emblemático lugar.
En el 2021 en tiempos de pandemia y por el distanciamiento social, en la zona gastronómica cercana al parque del perro, se cerró una de las calles para que los restaurantes instalaran sus mesas.
Tiempo después, los restaurantes recogieron las mesas y sillas, no para despejar la vía, si no para peatonalizar una parte y fue allí donde se empezaron a instalar dichas materas.
Así mismo, quedó un solo carril para el tránsito de vehículos y el otro para peatones.
El cuestionamiento a la alcaldía fue por la adjudicación de un contrato superior a los $1.600 millones y otro de $300 millones.
Los dos contratos, se hicieron con la Fundación Escuela Taller en Cali, que trabaja con el Ministerio de Cultura, pues incluía materas y capacitaciones para un «diseño urbano, arquitectónico y paisajístico». Y para muchos, «fue plata pérdida».
Durante su campaña, Jorge Iván Ospina, manifestaba la intención de retirar los taches instalados en las calles de la ciudad.
«Definitivamente la peor plata gastada en la ciudad de Cali son los benditos taches y bolardos» señalaba.
Ya en el cargo y con planes de movilidad, ordenó quitar parte de ellos, reinstalar en zonas «donde funcionaron», y poner en nuevos puntos.
Ahora la polémica es por cuenta de jardines y nuevos taches, pero esta vez, bloques de concreto.
Las denuncias que se presentan ahora por los llamados «ospibloques», es que no están señalizados y en horas de la noche no se logran identificar. La Secretaría de Movilidad respondió que apenas se están instalando y si serán señalizados.
«Los de Armitage costosos e inútiles y estos, aunque necesarios, anti técnicos, mal instalados y peligrosos», comentan en redes sociales.
Muchos usuarios en redes han publicado como ya se nota, el deterioro de estas estructuras.
La razón por la que decidieron cambiar el material de estas piezas fue porque muchos vehículos pasaban por encima de ellos generando daños, de ahí que fueran en concreto.
Pues ahora los han seguido dañando, con accidentes y hasta han llegado a destruirlos con porras.
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Las redes sociales han servido para atizar las polémica, para hacer denuncias por irregularidades y problemas viales.
Una tendencia los últimos años con estos planeas e intervenciones en materia de movilidad en vías de Cali, ha sido la insatisfacción ciudadana.
Los cuestionamiento a cómo se ejecutan los contratos, cómo se dejan las obras y especialmente la calidad de estas, son una permanente.
Además, porque para muchos, la malla vial debería ser atendida en base a las necesidades de movilidad actuales, creen que hay que corregir y mejorar lo que está para poder avanzar en nuevos espacios.
Por ejemplo, hicieron nueva cicloruta, mientras otras más antiguas ya están deterioadas y sin señalización y no han sido intervenidas.
O, las vías llenas de huecos. Hasta ¡taches pusieron encima de huecos!
«Al señor alcalde de Cali y el secretario de Infraestructura». En #MarianoRamos siguen esperando la mejora de sus vías, firmaron compromisos en diciembre «y hasta ahora nada». #TuDenuncia comunitaria en #al medio TuBarcoCali. @InfraesCali @JorgeIvanOspina pic.twitter.com/Tsp9ZSkLov
— al medio TuBarco (@tubarconews) February 24, 2023
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