El uso de casas en los barrios se ha extendido por la ciudad, para el microtráfico que mensualmente mueven millones de pesos y terminan comercializando grandes cantidades de drogas en pequeña dosis.
Noticias Cali.
En el radar de las autoridades, ‘mapeadas’, están 111 bandas delictivas, la Fiscalía reporta que se han desmantelado 33 y la meta es impactar otras 55 este año, sin embargo, algunas llegan a reorganizarse y siguen delinquiendo, el microtráfico se ha fortalecido y es una de las principales actividades: un golpe a la seguridad en Cali.
Otro de los problemas: caen quienes las distribuyen a nivel local, no quienes las suministran, de dónde las traen.
Este semana fue desmantelada ‘la 40’, que algunos señalan es la misma ‘Fory’ que hace un tiempo, habían desmantelado también y operaba entre los barrios La Isla y Popular, norte de la ciudad.
Para algunos, ese operativo en una casa de tres pisos; vacía, donde permanecían cuatro o cinco sujetos y todo el día ingresaban y salían personas extrañas, “es inutil” o porque “todo el mundo sabe que ahí vendían drogas”.
‘Todo el mundo sabe’, nadie denunciaba.
Una información que llegó a la Fiscalía con datos más claros, empezó a ser verificada. Y hace 60 días empezaron a reunir evidencias, con apoyo de la Policía Militar y policía judicial.
Allí en el barrio, la gente no va a salir a hablar con los agentes que están investigando. Ni con la policía.
Además de la desconfianza en las instituciones, está el mismo temor a represalias por parte de los delincuentes.
En este caso, la investigación terminó con un resultado más positivo. Tres sujetos colombianos señalados como parte de la banda ‘La 40’, fueron enviados a la cárcel.
Un cuarto, de nacionalidad venezolana, se enfrenta al proceso de deportación y registro de antecedentes en Colombia.
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‘La 40’, operaba así: vendía y distribuía marihuana, bazuco y hasta fármacos de uso psiquiátrico.
Tenían ocupada tres casas, que por dentro estaba conectadas entre sí para el narcomenudeo.
El día del operativo, les encontraron: 980 cigarrillos de marihuana, 182 bolsas con bazuco, 147 grageas de Clonazepan, 36 grageas de Ribotril, $110.000 en efectivo, cuadernos con anotaciones de venta y precios de las drogas, y una pistola traumática modificada.
A un kilo de marihuana le pueden sacar cientos de dosis, que pueden valer entre 2000 y 3000. De ahí, la rentabilidad.
Desarticular bandas
¿Fácil?, reconocen que la comunidad reclama más efectividad, y que muchas veces les reclaman porque “nos dicen, no hicieron nada con la información que les dimos”, pero no es llegar hacer un allanamiento y capturar.
De hecho, muchas capturas terminan prácticamente en nada, por fallas en la investigación, insuficientes evidencias, falta de denuncias y otros factores.
Fusiles en Cali: de tráfico, para sicariatos, atacar a la policía, a civiles y guerrra entre bandas
Jhon Fredy Encinales, Director de la Seccional Cali de la Fiscalía, le contó a al medio TuBarco que desarticular una banda puede tomar meses.
“Es un trabajo peligroso, dominado por grupos criminales que ven a una persona extraña y atacan”, señaló.
Piden ayuda para denunciar: “no necesita ir a hacer una denuncia de manera presencial, la persona puede aportar la información de manera anónima, sin que su nombre se vea involucrado en una investigación”. Eso si, datos claros.
La Fiscalía como en el caso del barrio La Isla, El Vallado y Ciudad Córdoba donde han ocurrido los últimos operativos fuertes contra el microtráfico, ha pedido extinción de dominio de esos bienes.
Que los inmuebles que no tengan registros públicos se puede aplicar de manera más inmediata.
Que se aplique ocupación y derribamiento de estos lugares.
“No hay nada más peligroso que estos puntos” en las comunidades advierte Encinales, desde allí, se configuran homicidios, hurtos, porte ilegal de armas de fuego.
De las 111 bandas delincuenciales ‘mapeadas’, mínimo cada una con cinco integrantes: aunque han llegado a capturar y desarticular bandas de hasta 25 personas.
Algunas como ‘Los Haitianos’ son difíciles, capturan a uno y a los tres meses hay un nuevo cabecilla con otros miembros, los que alcanzaron a quedar fuera del radas de las autoridades o escaparon, y los nuevos miembros.
La mayoría de quienes las integran, son hombres y tienen entre 14 y 25 años de edad.
Muchas han mutado de estar en las calles vendiendo, a tener puntos fijos en casas, negocios u otros, y hasta allí terminan llegando ‘clientes’, y los que compran para revender en otras zonas.