La ola de inseguridad en el oriente del municipio de Pasto tiene preocupados a los habitantes de los sectores aledaños a ese lugar.
La madre de familia María del Carmen Ortega destacó que la variante oriental, la cual limita con el sector de Cujacal en el corregimiento de Buesaquillo, se ha convertido en un atracadero.
“Hace unos meses fueron varios los conductores de carros y motos a los que los ladrones les hurtaron dinero y objetos de valor. Los robos los cometen a cualquier hora del día y para perpetrarlos intimidan a las víctimas con armas blancas”, explicó.
La misma suerte la corren padres y madres de familia que salen de sus viviendas rumbo a sus lugares de trabajo.
“Hace unos días la oportuna reacción de la comunidad ayudó a capturar a dos hombres que intentaron asaltar una vivienda en el sector de Villa Julia”, manifestó.
Añadió que los delincuentes una vez fueron reducidos por los mismos vecinos del sector, fueron entregados a las autoridades.
La madre de familia Alba Botina dijo que las bandas de ‘jíbaros’ se apoderaron de las calles del corregimiento de Buesaquillo, generando adicción, inseguridad y terror.
“Para recuperar la seguridad y tranquilidad ciudadana se necesita la oportuna intervención de la Alcaldía y de la Policía. A través de sus programas sociales y de prevención, seguro que se fortalecerá la seguridad, la convivencia, la salud mental y el bienestar comunitario”, dijo.
El excorregidor Omar Antonio Erazo sostuvo que la inseguridad y el consumo de sustancias ilegales en los espacios públicos son comunes. “Es más, en cierta ocasión los expendedores clandestinos intentaron ofrecer basuco y marihuana a los estudiantes del plantel, sin embargo la inmediata intervención de la comunidad lo impedimos”, dijo.
“Incluso en el bioparque ubicado a un costado del templo los jíbaros y consumidores se concentran en ese lugar para el consumo de la droga. Eso pone en latente peligro a propios y visitantes, porque luego que terminan de fumar sus dosis buscan lugares donde atracar”, expresó.