La saturación de puentes peatonales con ventas informales ha generado preocupación entre residentes y peatones del sector.
Tras la reciente recuperación del túnel en la estación de Ricaurte, la ciudadanía ha intensificado su demanda para que estas acciones se extiendan a otros espacios de la ciudad, en especial a los puentes peatonales, donde la presencia de vendedores ambulantes suele dificultar el libre tránsito de peatones. El alcalde Carlos Fernando Galán y Lucía Bastías, directora del Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público, reciben el llamado de ciudadanos y activistas que buscan un espacio público ordenado y accesible.
La saturación de puentes peatonales con ventas informales ha generado preocupación entre residentes y activistas. Nicolás de Francisco, activista y defensor de la democracia digital, expresó en TikTok la necesidad de espacios ordenados y accesibles para todos:
“Levanten la mano quienes creen que en Bogotá los puentes peatonales se están convirtiendo en mercados ambulantes. No estamos en contra del trabajo honrado, pero defendemos un espacio público donde los peatones puedan transitar libremente, sin obstáculos”.
La idea, según De Francisco, no es impedir el trabajo informal, sino lograr una convivencia organizada en la que se respete el derecho al espacio público. Propone que se implemente una estrategia similar a la de casetas comerciales que operan en el centro de la ciudad, brindando a los vendedores informales condiciones adecuadas y dignas para trabajar sin afectar el flujo peatonal.
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Los ciudadanos también expresan su apoyo a la recuperación del espacio en lugares como Kennedy, donde la congestión peatonal ha obligado a muchos a transitar por la vía de los vehículos, aumentando el riesgo de accidentes:
“En Kennedy, en cada cuadra hay un vendedor; uno termina en la vía de los carros para poder pasar. Me parece bien la recuperación, ojalá les den un lugar para que trabajen”, comentó un residente del sector.
Mientras tanto, comerciantes formales argumentan que la presencia de vendedores ambulantes representa una competencia desleal:
“Los vendedores ambulantes afectan el comercio formal que sí paga impuestos, arriendos y servicios. Un orden en el espacio público favorecería a todos”, señaló un comerciante de Chapinero.
Los vendedores informales, por su parte, insisten en que la administración local no debe vulnerar su derecho al trabajo. En respuesta, solicitan alternativas efectivas que les permitan continuar con sus actividades sin obstruir el espacio público ni verse expuestos a las inclemencias del clima o a condiciones laborales inseguras.
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La Alcaldía de Bogotá ha señalado que está evaluando medidas para equilibrar el derecho al trabajo con la preservación del espacio público. Las estrategias podrían incluir la instalación de puntos comerciales organizados, en los que los vendedores informales puedan ejercer su actividad sin comprometer el tránsito peatonal.
La recuperación del espacio público no solo busca mejorar la movilidad y la seguridad en puentes y zonas concurridas, sino también brindar a los vendedores un lugar seguro y regulado para trabajar.
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