Entre 2021 y 2023, seis instituciones educativas, cuatro privadas y dos públicas, cerraron sus puertas en el departamento del Quindío, según datos del Ministerio de Educación analizados por el Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana y divulgados por la Secretaría de Hacienda de Armenia. Aunque este número de cierres puede parecer bajo en comparación con otras regiones, el impacto es profundo para un departamento pequeño como el Quindío, cuya población juvenil se ha reducido notablemente, lo que está dejando un vacío en el futuro capital humano.
Esta tendencia va en línea con una problemática nacional, en la que la disminución de nacimientos y un notable aumento en la emigración han reducido las matrículas escolares. La matrícula escolar en el Quindío cayó un 2,8% en 2023 y un 1,6% en 2022, con descensos más acentuados en Armenia, donde la disminución fue del 2,4% en 2023 y del 0,4% en 2022. Estos números ponen de manifiesto la baja demanda educativa, resultado de una disminución en la población joven, que tiene un origen multifactorial: menos nacimientos y deserción estudiantil.
El Quindío está experimentando una disminución acelerada en su bono demográfico juvenil. Según el DANE, la población en el rango de 0 a 19 años continuará en descenso al menos hasta 2035. Este fenómeno es evidente en la reducción de nacimientos, que pasaron de 5,048 en 2021 a 4,224 en 2023. La tasa de fecundidad general, a su vez, cayó de 36 a 30 nacimientos por cada mil mujeres en edad fértil en el mismo período. Además, las remesas enviadas al Quindío aumentaron un 2% en 2023, un indicador de la emigración que, aunque contribuye a la economía local, implica la salida de personas jóvenes y en edad productiva.
El impacto del cierre de escuelas no se limita al ámbito educativo. La reducción de la población joven compromete el crecimiento económico, al restringir el desarrollo de un capital humano robusto y bien capacitado. Para Armenia y el Quindío, esto representa un reto en términos de competitividad y desarrollo regional, dado que la disponibilidad de personal cualificado disminuye. En este contexto, el riesgo de un desgaste económico es real, en especial si no se implementan estrategias efectivas que fortalezcan la vinculación entre la educación y el sector productivo.
Si bien la descentralización y el aumento en transferencias a los departamentos podrían abrir oportunidades para mejorar la educación básica y media, una asignación ineficaz de estos recursos podría resultar en una presión fiscal para el departamento. Es crucial que estas inversiones se enfoquen no solo en el sistema educativo, sino también en fortalecer el tejido empresarial y mejorar el equipamiento urbano, para hacer del Quindío un lugar atractivo y con oportunidades.
En definitiva, el Quindío enfrenta una transformación demográfica que demanda una estrategia integral, donde la educación y el sector productivo se fortalezcan conjuntamente para asegurar un desarrollo sostenible que, en el largo plazo, permita revertir o mitigar los efectos de la pérdida de su población joven.
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