Ayer y hoy al compás del Tango
Darío Tobón Montoya
En esta crónica nos referiremos a dos voces muy populares de los gloriosos 40, sin ser las más sobresalientes.
En mi niñez, el cura párroco del pueblo donde vivía tenía dos grandes enemigos: los masones y José María Vargas Vila. Nunca pude entender su aversión hacia los masones. Pero la de Vargas Vila era más comprensible: era un anticlerical furibundo, poseído por el demonio según el cura. Pero las muchachas del pueblo que comulgaban los primeros viernes, leían a escondidas de su madre Aura o las Violetas o Flor de Fango, sus libros más populares. Sus padres admiraban sus textos iconoclastas.
José Lomio, quien luego adoptó el nombre artístico de Ángel Vargas, lo hizo así por admiración profunda a ese panfletario colombiano. Pero usó dos palabras que se confrontaban: Ángel, sin precisar si era celestial o infernal y el Vargas, del autor de su admiración.
ÁNGEL VARGAS (José Lomio)- 1904-1959 – 55 años)
Nació en el barrio tanguero Parque Patricios. En su juventud, cantaba en los cafés y cines de barrio. El inicio orquestal definitivo se dio con la orquesta de Ángel D´Agostino en 1932, originándose con ello uno de los más famosos binomios de los años 40: “los dos ángeles del tango”. Otros celebres binomios de esos tiempos, conformados en el programa Ronda de Ases de Radio El Mundo fueron: los de Tanturi-Castillo, Di Sarli-Rufino, D´Arienzo-Mauré, Fresedo-Serpa, Pichuco-Fiorentino. Y en otras emisoras Caló-Berón, Canaro-Roldán, Buzón-Mandarino, Laurenz-Podestá, Pugliese-Chanel, Rodio-Serna D´Angelis-Ruiz y Federico-Vidal.
En su estilo vocal, de media voz, Angelito reconoce que tuvo influencia de Ignacio Corsini y de Horacio Deval, una voz gardeliana, no de imitación sino de origen puro, que fue favorito de Horacio Salgán. Prácticamente Vargas fue cantante de orquesta con mínima actividad de solista.
No tenía voz de gran registro, pero su voz media consiguió el milagro de darle inmenso prestigio. Según el gran periodista Jorge Goetting, fue el mejor de esos cantantes, competidor en popularidad en la radio con Carlos Gardel. Sin tener los mejores acompañamientos musicales, puesto que se decía que la orquesta de Ángel D´Agostino era “Criollita y sencilla”, a pesar de ello, triunfó, ya que el oyente tanguero del común gusta del lenguaje musical claro y simple.
Con esa orquesta inició grabaciones en 1940 con éxito inmediato. Hay que tener en cuenta que Francisco Fiorentino era en ese entonces el de la máxima popularidad, pero Angelito, con la intensidad de su voz, el agradable alargamiento de las vocales y sus juegos con la coloratura, fue duro competidor.
Los cantantes más famosos de los 40 antes habían sido estribillistas, es decir, cantores de orquesta, como es el caso de Ángel Vargas, al que le favorecía su cálido registro de tenor, con su fraseo sencillo y sin alardes. El mayor número de sus grabaciones los tuvo con Ángel D´Agostino pero no fueron en cantidad excesiva. Fue un repertorio bien seleccionado, nostálgico, que comprendió tangos cono Destellos, Alma en pena, Viejo Coche y Tres esquinas. Su último disco incluyó los tangos La cieguita y La milonga porteña. Así como ha sido larga su gloria artística, también fue corta su vida terrenal. Fallece a sus 55 años, durante acto quirúrgico, de bajo riesgo que se complicó.
ALBERTO CASTILLO
Una de las voces más controvertidas, despreciado por algunos grandes tangueros, pero admirado por muchos aficionados del común, como yo lo soy. No nos hemos sentido intimidados por su lenguaje desabrochado de una afinación sobresaliente.
En la época en que era muy popular en nuestro país, que lo admiraban en sus películas, fue llamado “El cantor de los 100 barrios porteños”. Pero Fernell Ocampo recuerda otros nombres, relacionados con su profesión médica: “El corazón que canta”, “El cantante ginecólogo” y finalmente “El medico cantante”.
En el año de 1942 se gradúa de medico ginecólogo, profesión que pronto descartó para dedicarse a su actividad artística. En sus tiempos de práctica médica estudiantil, ya cantaba. En 1938 en una fiesta estudiantil en la que tocaba la orquesta Los Indios de Tanturi, fue invitado a cantar y ahí nació el gran vocalista. Su forma de cantar perfectamente afinada era novedosa. Había aparecido un cantante diferente. Por bromear, un día cantó de forma amanerada, con toques payaseriles en su vestimenta, que enloquecieron a los oyentes y que él convierte en su forma corriente de cantar y de vestirse. Este estilo fue rechazado por los puristas, pero fue muy taquillero.
Desde 1914, cuando Canaro creó su primera mina de oro, Los bailes de internado, ha habido muchos casos de entronque tango-medicina. Iniciaron estudios médicos, sin culminarlos Alfredo Lepera, Luis Cesar Amadori, Jorge Omar, Jorge Maciel y Domingo Federico. Las afecciones médicas más conocidas como causa de muerte de artistas del tango, fueron: demencia sifilítica en Pascual Contursi, tuberculosis en Eduardo Arolas, complicación de cirugía de bajo riesgo (Herniorrafía) para Jorge Maciel. Agustín Bardi y Miguel Caló murieron súbitamente en la calle. Una cirugía de cataratas provocó reacción medicamentosa a Juan Carlos Cobián que lo llevó a la muerte.
Retornando a Alberto Castillo, pronto inicia su etapa de grabaciones. Graba inicialmente el vals Los recuerdos y luego lo hace con los tangos Che pebeta, Madame Ivonne y Así se baila el tango, que cantaba en tono burlón dirigido, a los bailarines, pero que se sentían encantados con esa alusión. Volvió ese tango su mayor éxito. Y esa referencia agresiva y burlona pero aceptada, la siguió presentando. No tuvo temor, en pleno régimen peronista de imitar los gestos y las actitudes del general, sin haber sido nunca un militante de ese gobierno, como si lo fueron muchos personajes del tango. Dice Horacio Salas: “mucho más que un cantante, se constituyó en un personaje emblemático y simbólico”.
Fui de niño su admirador y lo sigo siendo de Alberto Castillo. Asistía a sus películas. Una versión que hizo del tango Ninguna, en un film con Troilo es de las mejores de ese tema. Castillo cantaba en función de los bailarines. En 1944 se independiza de Tanturi y se hace solista conservando su aceptación pública. Realizó giras por Suramérica y México. Sus películas más aclamadas fueron: Adiós pampa mía, Un tropezón cualquiera da en la vida, alma de bohemio y Por cuatro días locos.
Al contrario de la mayoría de los cantantes de las últimas décadas, que se han iniciado con el rock, él culmina en 1993 cantando rock, acompañado por “Los auténticos decadentes”.
A continuación, en los siguientes vínculos podrá apreciar el registro audiovisual de algunos de los tangos más emblemáticos de esta pareja de cantantes:
https://youtu.be/eJzLsnQhaQs Ángel Vargas: Tres esquinas
https://youtu.be/v3OnATTWLOo Ángel Vargas: Destellos
https://youtu.be/vYjH_LGCrhE Ángel Vargas: Cicatrices
https://youtu.be/-WKT8RcMAw4 Alberto Castillo: Así se baila el tango
https://youtu.be/fKNkECtdmmA Alberto Castillo: Ninguna
https://youtu.be/dZ89nA71Ak0 Alberto Castillo: Muñeca Brava
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