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Operación Orión, 20 años de ReInsistencia

Publicado por
Gabriel Zapata

Un 16 y 17 de octubre la población de la comuna 13, particularmente en los barrios 20 de Julio, El Salado, El Socorro y Antonio Nariño, vivieron en carne propia la operación militar urbana de mayor envergadura que se ha vivido en Colombia, la operación Orión.

Esta operación fue llevada a cabo por el Ejército, el DAS, la Policía, el CTI y Fuerzas Especiales Antiterroristas con tanquetas y apoyo de helicópteros artillados, esto, con la finalidad de desarticular células guerrilleras que en ese momento tenían el control sobre este territorio.

Durante el 2002 fueron varias las operaciones militares que se realizaron al interior de los barrios, sin embargo, ninguna de las anteriores tuvo la envergadura de lo que fue Orión.

El objetivo de las operaciones era desarticular cuerpos de las FARC, ELN y los Comandos Armados del Pueblo; los cuales usaban el territorio como un corredor de ingreso y salida de drogas y armas, pues la ubicación estratégica de esta zona les permitía un fácil acceso a carreteras importantes.

 

La población, principales víctimas de la operación Orión

Más de 1.500 hombres de las Fuerzas Armadas, junto a otros hombres encapuchados, ingresaron ese 16 de octubre a la comuna, con ellos, tanquetas y helicópteros, todos descuidando el principio de diferenciación, principio que exige diferenciar entre población civil y grupos ilegales.

De acuerdo con las declaraciones de alias “Don Berna” para el Centro Nacional de Memoria Histórica, en esta operación hubo participación de paramilitares que habían realizado un trabajo previo de inteligencia y acompañaban a la Fuerza Pública en sus labores de allanamiento y captura de supuestos colaboradores de la guerrilla.

“varios de nuestros hombres fueron allá, muchos de ellos iban encapuchados, se identificó varias personas, algunas fueron dadas de baja, otros fueron capturados y después desaparecidos”.

Fueron dos días de excesiva violencia, con disparos indiscriminados desde tierra y desde el aire. Una población de 150.000 personas para ese entonces, sufrió las consecuencias de días de violencia en los que la Policía y el Ejército se aliaron con grupos paramilitares. Así lo dejaron en evidencia las declaraciones de alias Don Berna, quién confirmo que lo generales Mario Montoya y Leonardo Gallego, ordenaron a paramilitares participar en una operación de arrasamiento en la Comuna 13 de Medellín, denominada “Orión”.

El arrasamiento fue evidente, días de encierro para muchas familias, allanamientos ilegales, detenciones, homicidios y desapariciones. Hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas, tuvieron que padecer las horas de terror. Hoy son más de 100 las personas desaparecidas y se cree que muchas de ellas fueron sepultadas en la escombrera. 

Son miles las historias de dolor que cuentan las víctimas de la comuna 13, madres que no volvieron a ver a sus hijos, estudiantes que no volvieron a ver a sus profesores, hijos que no volvieron a ver a sus padres, hermanos que no pudieron reencontrarse, vecinos que tuvieron que irse sin poder volver.

Luego de los días de terror, la comunidad tuvo que salir en medio de una procesión con pañuelos blancos, para exigir a las fuerzas armadas, que dicha terrorífica incursión se detuviera.

Operación Orión y Mariscal

El sufrimiento de todas estas violencias, las victimas lo vivieron casi que en silencio durante muchos años. A pesar de las denuncias y el dolor, el Estado no se pronunciaba, incluso señalaba de exitosa la sangrienta incursión.

En el mes de noviembre de 2013 la CIDH, mediante un informe declaró que el Estado de Colombia es responsable de la violación a “el Derecho a la Vida, Integridad Personal, Seguridad y Libertad personal, Propiedad privada, Circulación y Residencia, Asociación, Derechos del niño, Garantías y Protección judicial y Derechos del niño, reconocidos en la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Hoy, 20 años después, las víctimas no olvidan lo sucedido, siguen resistiendo frente a la pobreza que hizo que muchos justificaran las masacres de ese 2002, resisten frente a la violencia y el abandono del Estado.

La juntanza de las organizaciones, de la gente, de las madres, ha sido la que hoy ha convertido a la Comuna y sus 36 barrios en lo que es hoy. Un barrio para hacer memoria y seguir denunciando los delitos de lesa humanidad que se cometieron a los ojos del Estado. Hoy siguen pidiendo que la justicia actué, que condene a los responsables y les entreguen a sus desaparecidos. Ellos todavía resisten, reinsisten y continúan gritando Orión nunca más. 

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