/FOTOS: ANDRÉS GARCÍA HERNÁNDEZ.
La madrugada del jueves la pasaron en vela varios habitantes de San Antonio de Prado, suroccidente de Medellín. El desbordamiento de varias quebradas los puso a limpiar pantano.
Hacia las 8:00 de la noche del miércoles se aflojó el aguacero, uno de esos que anunció el Ideam para esta época por cuenta del Fenómeno de la Niña.
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Para los habitantes del corregimiento iba a ser una lluvia con granizo más, como muchas otras. Sin embargo, el sonido de piedras bajando por las quebradas y el incremento en el nivel de sus aguas los alertó.
Laura vive al borde de esa quebrada y al ver que esta venía con fuerza decidió echar escalas arriba, junto a sus 10 familiares y las mascotas para ponerse a salvo. No habían terminado de subir cuando vieron que el agua arrasó con todo.
“El aguacero fue cortico, pero a la vez fue muy fuerte. La quebrada se hizo muy fuerte en menos de 2 minutos”.
Laura, afectada en El Limonar.
Esta familia pasó la noche en la sede de la junta de acción comunal del barrio y esta mañana estaba a la espera del censo que realizaría el Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres (Dagrd) para brindarle el apoyo estatal.
Una situación similar vivió doña María Hernández en el sector Tres Esquinas del barrio Palo Blanco, ubicado varias cuadras arriba del parque principal de San Antonio de Prado.
A ella la afectó el desbordamiento de la quebrada La Chorrera. El susto de ella fue mayor porque estando en su vivienda esta se empezó a caer.
“El agua se empezó a entrar y en un abrir y cerrar de ojos las cosas empezaron a nadar. Se me empezó a caer la casa y ahí me dio mucho susto porque yo pensé que a mi esposo le había caído eso encima, pero no. Gracias a Dios”.
María Hernández, afectada en el barrio Palo Blanco.
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Al final a doña María se le perdieron las camas, la nevera, los muebles de la sala y otros enseres. Todos terminaron en una volqueta del distrito de Medellín.
Mientras Q’HUBO estuvo en la zona el Dagrd le entregó algunas ayudas a las familias afectadas, como colchonetas, utensilios de cocina y alimentos.
Entre ellas estuvo Johana Arteaga, quien reside en una especie de sótano, donde la borrasca cayó directamente por tener un acceso en caída.
A la par de que las familias limpiaban sus casas, maquinaria amarilla distrital y funcionarios, acompañados de varios soldados, se encargaron de retirar el material arrastrado por las aguas, como, pantano, piedras y palos.
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