La ciudad entra en la ruta de las matanzas que sacuden el país.
Lo ocurrido la madrugada de este lunes en el populoso barrio Las Flores, noroccidente de Barranquilla, puso a figurar a la capital del Atlántico en la ruta de las masacres que vienen marcando la violencia cotidiana en el país.
Seis muertos a balazos en un establecimiento público, una matanza al mejor estilo de la Chicago de los años 30 durante la ‘guerra del alcohol’, que nos recrean las películas de gansgters, estremecieron a grandes sectores de la urbe y marcaron la agenda noticiosa del día en los medios de comunicación del país.
¿A quiénes mataron de esa forma? ¿Por qué los mataron? ¿Quiénes son los responsables?, fueron los interrogantes más elementales que la gente comenzó a hacerse mientras las autoridades comenzaban las pesquisas iniciales.
Todo parece indicar que la criminalidad llegó a la ciudad a pasos agigantados con su secuela de sangre, muerte, dolor, frustración y rabia.
Entró casi sin percatarnos, a cuenta gotas, como un registro más de estos hechos que se han vuelto paisaje en Colombia.
El primer campanazo de alerta de estos particulares episodios de violencia se escuchó la madrugada del viernes 20 de mayo, cuando en la carrera 21 con calle 47 fueron asesinadas a bala tres personas y una resultó herida.
Todo parece señalar que las balas iban dirigidas contra una de las víctimas, Robinson Enrique De Alba Herrera, de 37 años, quien permanecía en las afueras de un establecimiento comercial especializado en música vallenata que funciona en ese sector.
Las pesquisas judiciales orientaron la investigación a disputas entre organizaciones que manejan el negocio del microtráfico.
El blanco específico era De Alba Herrera, quien en 2014 había sido capturado junto a nueve personas en una redada antidrogas de la Policía Metropolitana de Barranquilla en asocio con la Fiscalía, afirmaron también las autoridades.
De la otra víctima fatal, Juan Carlos Mojica, 24 años, mecánico de oficio, presuntamente se dedicaba con De Alba Herrera al expendio de drogas en esa agitada zona de rumba, detalló también el informe policial del momento.
Sobre Edwin Guillermo Sandoval Gamero, de 38 años, el otro fallecido, las autoridades reportaron que se trataba de un mototaxista compañero sentimental de una mujer que vendía chuzos en las afueras del establecimiento. Sandoval habría sido una víctima coyuntural en medio del incidente.
Dentro de un vehículo
El 4 de julio, lunes festivo, la ciudad despertó también con la intranquilizante noticia del triple crimen de tres jóvenes en el interior de un vehículo particular.
El sitio de los hechos fue una de las ‘orejas’ del puente de la Cordialidad con avenida Circunvalar.
Las víctimas estuvieron departiendo horas antes del atentado en el corregimiento La Playa e iban para el barrio Buena Esperanza.
Fue así como solicitaron los servicios del automotor, un Hyundai Accent de placas RBY-922, y cuando se desplazban fueron interceptados por sicarios a bordo de un taxi.
Las víctimas respondían a los nombres de Gregori Gustavo Lemus Ávila, Jesús Daniel Chamie Cuentas y Samuel David Méndez Ramírez.
El episodio también tuvo características cinematográficas, pues la versión de los investigadores judiciales es que a los ahora occisos los persiguieron hombres en un taxi, los hicieron detener para ejecutar a sangre fría a sus objetivos.
De nuevo la hipótesis de los conflictos entre personas vinculadas al microtráfico surgió de parte de los detectives que se encontraban al frente del caso.
En el barrio Montes
Otro episodio de muertes múltiples fue el ocurrido en el popular barrio Montes, donde tres personas fueron asesinadas por un parrillero en motocicleta en horas de la madrugada del domingo 28 de agosto.
Exactamente en la carrera 26 con calle 39 dos hombres que se encontraban en frente del local ‘Templo del amor night club’, fueron atacados por el hombre de la moto.
El agresor arremetió contra las víctimas accionando un arma de fuego en repetidas ocasiones.
En el lugar fallecieron Jorge Eliécer Aguilar Quintero, de 54 años, y Carlos Julio Suárez Solano, de 68.
Mientras que Ángel Mesías Alejandro, de 33 años, murió posteriormente cuando recibía atención médica.
Del occiso Jorge Aguilar, la Policía informó que contaba con dos anotaciones por tráfico de estupefacientes correspondientes a 2012 y 2017.
Las autoridades también investigan que el pasado 21 de agosto un hermano de Jorge Aguilar fue asesinado en el mismo barrio.
La línea de investigación de las autoridades también fue trazada hacia el microtráfico.
Lo de Las Flores
En este caso más reciente en el barrio Las Flores que ha acaparado la atención nacional, surge nuevamente el tráfico de droga como motivo principal del dantesco evento.
Sin embargo, el brigadier general Javier Josué Martín Gámez, jefe nacional del servicio de Policía Nacional, que puso la cara sobre el hecho, mencionó sin comprometerse dos posibles causas del atentado: “Manejamos dos hipótesis, una primera la pérdida, al parecer, de una droga. Eso es objeto de investigación, de verificación, y que por eso se haya presentado una retaliación entre ellos”.
No obstante, el alto oficial no se atrevió a entregar detalles del supuesto robo del estupefaciente.
Y también dijo, “igualmente hemos logrado establecer una segunda hipótesis que tendría que ver con el control territorial en esta zona de la ciudad”.
En resumidas cuentas no hay una hipótesis concluyente que determine por qué ocurrió esta masacre en el barrio Las Flores, un sector que por su condición geográfica se vuelve en un punto crucial para operaciones de narcotráfico.