domingo, noviembre 24, 2024

Don Aldemar, la tranquilidad en medio de una emergencia

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Don Aldemar es el más afectado en medio de la emergencia de Palos Verdes. /FOTO: CARLOS VELÁSQUEZ

La foto que más impacto causa de la emergencia que actualmente se vive en el sector de Palos Verdes, Manrique, es la de una casa que está a punto de caer en medio de un deslizamiento de tierra. 

Esa es la casa de Don Aldemar. / FOTO: CARLOS VELÁSQUEZ.

En esa casita vivía don Aldemar, de 81 años, con su esposa de 86 añitos. Estaban acostados haciendo la siesta de la tarde cuando les gritaron que salieran como pudieran, porque el morro que se estaba viniendo abajo, el pasado 27 de junio, por tanta lluvia. 

Desde la Alcaldía de Medellín se llevaron a Don Aldemar y a su esposa a un hotel, porque claramente tuvieron que evacuar con lo que tenían en las manos. 

Pero en la mañana del jueves, este señor estaba de nuevo por el sector y no se despegaba de un costal blanco… Luchó y luchó, hasta que le dejaron sacar algunas cositas de su casa. 

“Logré sacar unas cositas con un bombero que sí fue amable y bueno. Logré sacar mi radiograbadora, la pulidora, el taladro, porque yo fui oficial y tengo todas esas herramientas que es lo que más vale… Y ropa para cambiarme”, contó en diálogo con Q’HUBO. 

Don Aldemar y otra vecina que logró sacar los uniformes de sus nietos para cuando tengan que retornar al colegio.

Don Aldemar, que es un fiel creyente de la Virgen y Jesús, con su escapulario colgado, goza del rostro de la tranquilidad. A ser sinceros, no se le ve ni un asomo de preocupación.

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De hecho, él no entiende por qué la gente se asombra de su tranquilidad: “No sé por qué me hacen reclamos, todos me dicen: usted por qué es tranquilo, pero yo digo que desde que no se pierdan vidas humanas, eso no es nada, todo lo otro se consigue con plata. Aquí no se ha perdido nada”.

Y para que quede más clara la lección de vida que nos da don Aldemar, bien enfático dijo: “La tranquilidad mía no se la merece nadie y eso que soy el más damnificado de todo. basta con que estemos vivos mi esposa y yo”. 

Si hay algo que tal vez le dio un poco de “berraquera”, es que todo el mercado del mes se quedó encerrado en la casa, la cual no se sabe si será demolida o caerá por sí sola…

Hasta con risa recuerda don Aldemar el momento en el que tuvo que salir… ¡Una entereza de admirar!

Pero finalmente, si algo ha aprendido don Aldemar de la adversidad es a vivir con lo estrictamente necesario… No en vano sobrevive con su esposa de 2 subsidios de $ 150.000 y $ 80.000 que les dan cada 2 meses.

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