martes, noviembre 26, 2024

ANÍBAL TROILO “PICHUCO” – Primera parte

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Ayer y hoy al compás del tango

Por Darío Tobón Montoya

Cuando estaba en su consolidación, la más fértil y rica etapa del tango, los llamados años cuarenta, que en exacta cronología comprende desde 1935, cuando ingresó Rodolfo Biagi a la orquesta de D´Arienzo, y culmina en los años cincuenta,  cuando llega el Club del Clan y se produce la masiva penetración de grupos extranjeros entre ellos los máximos, Los Beatles; en ese tiempo aparece la figura de Aníbal Troilo inaugurando su orquesta el 1 de julio de 1937. Pero para esta época Troilo no era un extraño. Ya Tenía muy extensa figuración en el tango. Nació en Buenos Aires, cerca de El Abasto el 11 de julio de 1914. A sus 8 años de edad perdió a su padre, el carnicero Aníbal Carmelo Troilo. Desde su niñez se aficionó al futbol al que lo llevaba su padre. Y comenzó su gusto por la música. Un vecino de barrio Juan Amendolaro le enseña los primeros rudimentos del bandoneón.

 Su primer fueye, le costó $140 pesos que comenzó a pagar en contados. A sus 11 años lo tocaba en el cine Petit Colón y a los 13 ingresa a un trio y luego a una orquesta de señoritas. En 1929 ya hacía parte de un importante sexteto, el de Alfredo Gobbi, para continuar en el conjunto de Pacho Maglio. Al ingresar en 1933 al sexteto de Vardaro-Pugliese, da el primer paso en grande en la mejor música de tango.

También estuvo en la Típica Víctor y en la orquesta sinfónica de Julio de Caro. En el año de 1931 se produce su ingreso al conjunto Los Provincianos, dirigido por Ciriaco Ortiz.  Este hecho marca su encuentro con el tercer más grande intérprete del bandoneón.  Los otros son los Pedros Maffia y Laurenz. Ciriaquito, el del sonido chamuyado, es decir conversado suavemente, susurrado, fue considerado como su principal maestro, estilo al que seguía fielmente en sus presentaciones públicas, cuando con los ojos entrecerrados, en medio de la penumbra que era la preferida por Troilo, sonaba su bandoneón. Con Ciriaco fuera de los años de su permanencia en su orquesta, no hubo nunca la relación directa de maestro y alumno. Pero quienes veían a Troilo sabían que revivía el estilo de Ciriaco.

 En 1937 se disuelven Los Provincianos. Troilo que ya consideraba que debía tener su propia orquesta, aprovechó esa coyuntura para tomar componentes de la orquesta disuelta para integrar la suya que inició funciones en el cabaret Marabú. Como cantante llevó a Francisco Fiorentino, considerado en ese entonces uno de los mejores vocalistas. Con él hace en 1941 su primera grabación cantada: “Yo soy el tango”. Pero antes en 1938 había grabado 2 tangos instrumentales que indicaban el camino renovador que seguiría Troilo en el tango. Son “Tinta Verde” de Bardi y “Comme il fault”, de Arolas.

En este vínculo podrá oír a Aníbal Troilo y a Francisco Fiorentino en  Yo soy el tango,  en 1941:
 
https://youtu.be/c9UaO1KQwpI
 

 Otra manifestación de lo que pretendía hacer en el tango, la da el número y la calidad de sus músicos. Entre los nombres más conocidos son Toto Rodríguez en el bandoneón, Orlando Goñi en el piano, Hugo Víctor Baralis en el contrabajo, Astor Piazzolla en el bandoneón entre 1939 a 1944, su hermano Marcos en el bandoneón, y José Baso quien sustituyó a Goñi y Carlos Figari en el piano. Roberto Grela, guitarrista, entre el 53 al 64 está. También encontramos a Osvaldo Manzi y Osvaldo Berlingieri, Ernesto Baffa, Raúl Garello, Ubaldo del Lio y Aníbal Arias en guitarras.

Algo a lo que le dio muchísima importancia Troilo fue a los arregladores u orquestadores. Ellos fueron Galván, Piazzolla, quien dijo que Troilo era el monstruo de la intuición. Otros más son Rovira, Balcarce, Julián Plaza, Stamponi. No usaba micrófono para el bandoneón. Actuó en varias películas. Hubo una, Radio Bar de 1936 en la que se presentaba la orquesta del Colombiano Efraín Orozco.

Los mejores cantantes varones de los 40 encontraron acomodo en su orquesta. El primero fue Francisco Fiorentino también bandoneonista. Con él ocurrió un hito en la evolución del tango. Comenzaría una etapa única: el relevante papel que alcanzarían en una orquesta tanguera los cantantes. Anteriormente tuvieron buen papel los vocalistas, pero acompañados por guitarras, como en el caso de Gardel, Corsini y Magaldi. En la orquesta de Troilo, el cantante era un instrumento más. Y no era un estribillista como antes.

Su voz adquiriría la preponderancia que habían alcanzado instrumentos como el piano, bandoneón y violín. La orquesta debía ponerse a su servicio. Otro hecho ya establecido años atrás por De Caro, Cobián y Fresedo fue la pulcritud en el vestir de los integrantes del conjunto.

 Aparecen nuevos excelentes cantantes: Alberto Marino, que se estrenó grabando “Copas, Amigos y Besos”.

Aquí, Aníbal Troilo  y Alberto Marino, en  Copas, amigos y besos, de 1944:
 
https://youtu.be/hBl7XQ1vBBQ

 

El turno es para Floreal Ruiz, uno de los 5 magníficos cantantes que tuvo el tango. Trajo dulzura en sus palabras.

Aníbal Troilo  y Floreal Ruiz en un  con  cuatro temas Inolvidables: https://youtu.be/p5wJysRxjsY
 

 

 Lo sustituye Leonel Edmundo Rivero, quien venía de cantar en la orquesta de Horacio Salgán. Antes del ingreso a la orquesta de Troilo, Rivero tuvo unos meses de vacaciones forzadas en las que aceptó oferta de empresario, supongo que colombiano, para grabar temas exclusivamente de esta tierra, tangos y pasillos. Formó en 1946 con la voz de Carlos Bermúdez y las guitarras del Conjunto América de José María de Hoyos, el grupo Los Cantores del Valle. Este dueto dijo que lo que cantaron era un bodrio, temas como para arrojar en el cesto del olvido. Rivero se mantuvo con Troilo hasta 1950.

En este vínculo, Aníbal Troilo y Edmundo Rivero en Cafetín de Buenos Aires:  

https://youtu.be/AlB3XwNnQMo

 

Continuará el viernes 22 de abril de 2022

 

Armenia, abril 15 de 2022

 

 

 

 

 

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