Desde los primeros colonos hasta la creación del embalse en 1966, la historia del Lago Calima refleja la simbiosis entre naturaleza y progreso.
Noticias Valle del Cauca.
El Lago Calima es hoy uno de los destinos turísticos más atractivos y reconocidos de Colombia, ubicado en el municipio de Calima El Darién, Valle del Cauca.
Sin embargo, detrás de su imponente belleza natural y de su acogedora neblina, que inunda las tardes en el cañón del río Bravo, se encuentra una historia de transformación social, económica y ambiental.
Desde la llegada de los colonos en el siglo XVII hasta la inauguración del embalse en 1966, la región ha sido testigo de un proceso de evolución que va más allá del simple aprovechamiento de los recursos hídricos.
Esta es la historia de cómo se creó el Lago Calima y su represa, un testimonio del ingenio humano y de la interacción entre la naturaleza y el desarrollo.
Colonización y fundación del Darién
La historia del Lago Calima tiene sus raíces en la colonización de la región por los pioneros que llegaron en busca de riquezas mineras, principalmente durante el siglo XVII.
Aunque no encontraron los yacimientos de oro que esperaban, los colonos quedaron maravillados por la riqueza natural de la zona.
Así, se asentaron y dedicaron sus esfuerzos a actividades como la ganadería y la agricultura, aprovechando los recursos de la región.
A comienzos del siglo XX, la región experimentó un cambio significativo con la fundación del poblado de El Darién.
En enero de 1907, colonos provenientes de Antioquia, Valle del Cauca y Caldas decidieron crear un centro urbano que sirviera de eje comercial y social para los habitantes de la región.
La necesidad de un lugar donde se pudieran realizar las tareas públicas llevó a la delimitación de áreas para la construcción de parques, lotes públicos, y una iglesia, que más tarde se convertirían en el corazón del municipio.
En 1912, El Darién fue oficialmente fundado, y a lo largo de las siguientes décadas, este asentamiento evolucionó, adquiriendo importancia dentro del Valle del Cauca.
En 1939, fue erigido como municipio bajo el nombre de Calima, en honor a la neblina característica de la región, conocida como «calima», que envuelve sus montañas y valles de manera casi perpetua.
La creación del embalse del Lago Calima
La construcción del Lago Calima, como lo conocemos hoy, comenzó en la década de 1960, cuando se decidió aprovechar el potencial hidroeléctrico de la región.
El proyecto fue llevado a cabo por la empresa italiana PERINI, y culminó con la inauguración del embalse en 1966.
Esta monumental obra de ingeniería transformó por completo el paisaje de la región, dando origen a uno de los cuerpos de agua más grandes de Colombia, con 13 kilómetros de largo, 1,5 kilómetros de ancho y una superficie inundada de 1.934 hectáreas.
El embalse no solo cumplió su función original de generar energía para el suroccidente colombiano, sino que también se convirtió en un punto de atracción turística.
Las aguas del Lago Calima, alimentadas por los ríos Calima y Bravo, permitieron el desarrollo de actividades recreativas como la navegación, el windsurf y el kitesurf, haciendo del lago uno de los destinos más populares para deportes acuáticos en el país.
Asimismo, la infraestructura creada alrededor del embalse impulsó el crecimiento económico del municipio de Calima-Darién, que pasó de ser un pequeño poblado a un importante centro turístico y cultural.
Impacto ambiental y cultural
A lo largo de los años, la creación del embalse y del Lago Calima ha tenido un impacto significativo en el medio ambiente y en la vida de los habitantes de la región.
Si bien el embalse ha sido clave en la producción de energía y en el desarrollo económico, también ha generado debates sobre sus efectos en los ecosistemas locales, incluidos los cambios en los cauces de los ríos y la alteración de hábitats naturales. No obstante, este balance entre desarrollo y conservación sigue siendo un reto para las autoridades y la comunidad.
Culturalmente, el embalse ha reforzado la identidad de la región, consolidando a Calima-Darién como un municipio que mezcla lo tradicional con lo moderno.
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Las antiguas tradiciones de los colonos, basadas en la agricultura y la ganadería, conviven hoy con la industria turística, en una combinación única que define la vida de sus habitantes.
El Lago Calima, con su neblina característica, no es solo un paisaje impresionante, sino también un símbolo de la capacidad humana para transformar el entorno natural en beneficio del progreso y la comunidad.
A más de 50 años de su creación, sigue siendo un punto de encuentro entre la naturaleza y la modernidad, un lugar donde la historia, la tecnología y el turismo se dan la mano.